viernes, 25 de enero de 2013

Viajes con Herodoto




Hubo un tiempo donde dar la vuelta a la esquina de casa, abrir la puerta del garaje con el mandito a distancia, encender la radio, meter primera y salir con el coche era el pan nuestro de cada día. Entonces hice un cálculo, a una media de 100 minutos al día en el coche por motivos laborales, por cinco días a la semana -sin contar los dos del fin de semana, porque en fin de semana se coge el coche de otra manera-, por cuarenta y ocho semanas al año -son cincuenta y dos, pero descontaba cuatro porque en vacaciones el coche se coge de otra manera- me daba la escalofriante cifra de 24000 minutos, es decir, 400 horas.
Normalmente mi capacidad lectora alcanza unas treinta, treinta y cinco páginas hora, haciendo una media de quinientas páginas por libro, resulta que en esas cuatrocientas horas que me pasaba al volante podría haber leído unos 28 libros, cada año...

Si quieres leer mi declaración de amor al transporte público y al sexy metro de Londres, pincha aquí para leerlo en Guadaíra Información.

jueves, 24 de enero de 2013

Fuerza Bruta


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Y en un oscuro círculo tres tipos me lanzan indicaciones: "muevete, muevete, muevete" y yo me arrastro y arrastro al de detrás y me apretujo y me quedo quieto. Silencio. Una luz abre otra y otra y los tambores estallan y la música truena a mil decibelios y un tipo corriendo intenta amarrar sus sueños o huye de sí mismo. Un tiro. Sangre. Pero aún sigue corriendo y se estrella contra muros que con su ira traspasa y cansado luego se queda frío, durmiendo y en su paz aparecen sus sueños... sueños donde el mal y el bien se persiguen en un manto plateado o se sospechan describiendo círculos en el vacío...

Esto y aún más es FUERZA BRUTA, cien hachazos, la vida engulléndote y tus huesos que te dictan el ritmo: baila cabrón, baila. Grita, palpa, siente. Sé parte de mí.

Cuando leí "El nacimiento de la tragedia" no imaginé que quince años después lo entendería. Esto es Dionisos a flor de piel, no es palabra, va a agarrar la emoción y a zarandearla y te van insuflando belleza, vértigo, sensualidad, miedo, risas, adrenalina, sorpresas, vida... te hechizan proveyéndote de vida.

Son los mejores 65 minutos que he pasado en mucho tiempo, los ojos como platos, la boca bien abierta  y el cuerpo electrificado.

Os lo recomiendo. Id. Ya.

Son buenos, son cojonudos...

...son la ostia puta en verso.

Y aún siéndolo, aún esperaría que todo el conjunto de este medio teatro medio circo de argentinos llamados Fuerza Bruta tuviera algo más de sentido, una frágil hebra que lo hilase todo; de lo que adolece o lo que yo no supe captar es la fuerza del símbolo; ya Nietzsche lo dijo en su libro, lo dionisíaco necesita lo apolíneo y viceversa y en su discordante equilibrio aguarda lo sublime.



sábado, 19 de enero de 2013

My friend, Natalia.


I´m here drinking vodka, Zubrowka, polish vodka, from a little bottle. It tastes good. And I´m drinking. I drink it today, because I´m carring out a kind of deal. A knock up deal, because I couldn´t achieve it like we agreed on, but in the end it was a deal, the one that I made with the only girl that I have ever given panties.

Natalia Kochan Rodriguez, the only girl I´ve ever given a panties, one day told me by email the bad time that she was having because she didn´t have any underwear to put on. Something about a friend, who´s sister was visiting her from London, and that they have been partying all the night for a farewell, and of course, the day after a hangover and all that shit, her friend has forgotten to bring her a couple of panties. So Natalia locked herself in the bathroom and start crying. She cried because, and quote “such a shit that I don´t have any fucking panties to put over my ass”. After all the problem with the panties got fixed, the father caught a train during a big storm and he brought it to her, the panties and some Mcnuggets. Mcnuggets was her cup of tea, mainly if she was dipping them in teriyaki sauce, that she used to swipe from the kitchen when she worked at Itsu, the restaurant where we met working together. Then Natalia kept going with her story, and now with panties she got another good cry with Dirty Dancing final scene, full of Mcnuggets and laughing about herself.

A little time after that email, Natalia asked me for a favour: she wanted some souvenirs from London to give to some people and I didn´t mind to go around during my break and purchase some for her. Notting Hill is full of souvenir shops. With some magnets, pins, bottleopened, socks and keyrings I was able to fill up a little package. And in the second shop that I entered, the one just close to the pizza shop and the Starbucks, I saw them, they were hanging up, it was a signal and without any hesitation I reached them, smiled and bought them.

A London tube map panties.

So, here they went, the panties, the souvenirs, inside the little package I managed for her.

After we both laughed about it. What do you want me to say? Just think about it, imagine my friend, bold, with the London tube map panties and reading polish politics magazines or watching Dirty Dancing jumping over the bed and a smile is appearing on my face.

How we are, people, sometimes, that girl, fighting against a leukemia, in the hospital, with two hundred troubles over her head and the only worries that she had was having enough clean panties.

My friend was a brave girl, she has her temper and sometimes she had hard times getting to know people, I mean, she could be such a asshole when she wanted it. She was sensible, sharp, clever and overall she was cheerful. Always with that smile on.

Natalia went to Poland one day to hear that her mother was really sick and when she went back to get a idea to how to deal with the circumstances she discovered that she had leukemia. And with leukemia she has spend the last year and a half, and in that time her mother died as her dog died too.

And she, my friend, always kept her smile. Always there with her. It´s amazing how some special people know how to deal with life. One misfortune after other and she fought back with her desire to live.

I have to drink another shot of Zubrowka, cheers for her, because we said when Carlitos brought me the bottle from her (Carlitos Rodriguez Kocham, her boyfriend, my hero) that we would drink it together when she came back in her lovely London, healthy and with the will to party again.

It couldn´t happen, Natalia passed away this morning, abouth 6:oo am.

As usual in these cases, we have a lot of missing conversations, a lot of experiences that we are not gonna live, a lot of dreams that will not become true and I will always hold a grudge to have not taken a plane to Katowice to give her a huge hug, what am I gonna tell you? But the only thing I know, the only thing I´m sure of is that my friend, Natalia, others things maybe not, but to die, she did with the panties on!!!



A kiss my girl, wherever you are.

Mi amiga, Natalia.


Estoy aquí bebiendo vodka, Zubrowka, vodka polaco, de una pequeña botella. Sabe rico. Y lo estoy bebiendo, lo bebo hoy, porque estoy cumpliendo con una especie de trato. Un trato improvisado, porque no lo he podido cumplir como quedó acordado, pero al fin y al cabo un trato, el que hice con la única chica a la que he regalado bragas.

Natalia Kochan Rodriguez, a la única chica a la que he regalado bragas, me contó un día por email el mal rato que había pasado porque no tenía ropa interior que ponerse. Algo de que una amiga cuya hermana estaba de visita en Polonia porque vivía en Londres y que habían estado toda la noche de despedida o algo así, y que claro el día siguiente con la resaca y todo el jaleo se había olvidado de llevarle bragas. Así que Natalia se encerró en el baño y lloró, lloró porque y cito "que putada no tener ni putas bragas para ponerme al culo, sabes!!" La gramática de la cita no es perfecta porque Natalia tenía buen español pero no era exquisito. Luego el problema de las bragas se solucionó, porque el padre cogió un tren en medio de una tormenta, tal y como ella relata, y se las llevó, las bragas y un puñado de Mcnuggets del MacDonals. Y es que los Mcnuggets eran palabras mayores, sobretodo si los untaba en salsa teriyaki, que solía birlar en la cocina de cuando trabajaba en Itsu, el restaurante donde ambos currabámos y en el que nos conocimos. Natalia siguió contándome, que ya con bragas, luego se había pegado otra pechá de llorar con la escena final de Dirty Dancing, saciada con los Mcnuggets y riéndose de ella misma.

Al poco tiempo de ese email Natalia me pidió un favor, que a ver si le podía mandar algunos souvenirs de Londres para regalar, que la pillaba un poco lejos y que si no me importaba hacerme cargo de ello. Y así lo hice,  una tarde, en uno de los descansos del trabajo me di una vuelta por las típicas tiendas de souvenirs que atestan Notting Hill, y entre magnetos para el frigorífico, llaveros, calcetines, abrecorchos, y pins conseguí llenar un paquete. En la segunda tienda en la que entré, la que está justa pegada a la pizzería y al Starbucks, las vi, allí estaban colgadas, era una señal y sin dudarlo las cogí, sonreí y las compré.

Unas bragas con el mapa del metro de Londres.

Y allí que fueron las bragas a Polonia, junto a los souvenirs, en el paquete que mi amiga me había encargado.

Luego ambos nos reímos de aquello. Y qué queréis que os diga, yo es de pensarlo, imaginarme a mi amiga calva, con las bragas de Londres y leyenda revistas de política polaca, o viendo Dirty Dancing y saltando sobre la cama y me asalta una sonrisa.

Cómo somos a veces las personas, la tía, luchando contra una leucemia, en el hospital internada, con doscientos problemas y todo lo que le preocupaba era tener suficientes bragas limpias.

Mi amiga era una tia valiente, tenía su carácter y a veces le costaba entender a la gente, vamos que cuando quería bien hijaputa que era. También era cabal, sensata, aguda, inteligente, y sobretodo alegre. Siempre con aquella sonrisa.

Natalia fue un día a Polonia a enterarse que su madre se estaba muriendo y cuando regresó a ver cómo manejaba la cosa se enteró que ella misma padecía leucemia. Y con la leucemia se ha pasado el último año y medio, y en ese tiempo su madre murió como también murió su perro.

Y a mi amiga nunca se le borró la sonrisa. Allí estaba siempre con ella, en las fotos, en el skipe. Es increíble como algunos saben tomarse la vida. Una desgracia tras otra y ella las mandaba al quinto pepino con sus ganas de vivir.

Me toca otro chupito de Zubrowka, brindando por ella, porque nos dijimos cuando el Carlitos me trajo la botella de su parte (Carlitos Rodriguez Kochan, su novio, mi héroe) que nos la beberíamos juntos cuando estuviera de vuelta en su querida Londres, curada y con más ganas de juerga.

No ha podido ser, Natalia murió esta mañana, sobre las 6:00.

Como siempre en estos casos se han quedado muchas conversaciones pendientes, mucha historias que ya no viviremos, muchos sueños que ya no se van a cumplir y siempre se me quedará la espina de no haber volado hasta Katowice para darle un fuerte abrazo, qué os voy a decir. Eso si, de lo que estoy seguro, de lo que no me cabe la menor duda, es de que mi amiga, Natalia, otra cosa no, pero morir, murió con las bragas bien puestas.




Un beso niña, allá donde estés.

viernes, 11 de enero de 2013

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.


Abro la puerta del edificio donde vivo, mi apartamento está justo al final de corredor de entrada. El suelo es un ajedrez de rombos pardos y beiges, los muros azules y celestes. Una gran lámpara de cuentas de cristal cuelga en el techo. Andando unos pasos a la izquierda un ascensor y a la derecha las escaleras para aquellos a los que les de miedo el ascensor o para los que quieran hacer algo de ejercicio gratuito. A un par de metros más allá mi puerta. Me cruzo con una mujer, mediana edad, asiática, yo giro la llave en la cerradura ella sigue camino hacia afuera. No tengo ni idea de quién es, y apuesta a que ella tampoco sabe nada de mí. Somos completos desconocidos. No nos decimos ni una palabra...

Un propósito de año nuevo para que no se pierdan maneras que nunca han de perderse, otro artículo más en Guadaíra Información que si quieres leer pincha aquí.

jueves, 10 de enero de 2013

Django desencadenado




Django es el título que Tarantino eligió para el protagonista de su última película, nombre que la titula también, y que tomó de un spaghetti western de 1966 protagonizado por Franco Nero. Los dos Djangos tienen tanto que ver como el tocino y la velocidad.

Más allá de las críticas de su colega Spike Lee, parece ser que que Tarantino volverá a arrasar en taquillas. Y me aventuro a pronosticar tamaño éxito basado en la cola que se estaba formando en su estreno en Londres. No eran más allá de las tres de la tarde y por ahí andaba yo de camino a hacer el almuerzo cuando una multitud empezó a desplazarse a través de unas vallas que acababan de abrir en mis narices; de hecho tuve que soportar un par de miradas airadas que unos tipos me lanzaron al conjeturar que mi aire despistado no era más que un canallesco subterfugio para colarme. -"No señores, ese aire de despistado es el mío, marca de la casa, y no tengo yo culpa que un par de armarios empotrados con pinganillos les de por abrir las vayas justo cuando mis huesos cruzan por allí, ni me interesa, ni quiero participar en su cola". Toda esa información fue la que intenté devolverles con mi mirada, aunque me temo que esos dos fans no lo pillaron, alardeando con sus ademanes el hecho de haberme impedido perpetrar mi presunta intención, la de apretujarme con ellos y centenares de los de su calaña, a aguantar el frío, la eventual lluvia, el parsimonioso paso del tiempo, hasta que al señor Tarantino y compañía les dé por dejar los cockteles que saborean en el Palace, ajusten sus pajaritas, retoquen el pelo y hagan el breve paseillo, agitando las manos, firmando autógrafos, sonriendo, para que cuando alcancen el cine salgan raudos por la puerta de atrás a retomar los cockteles que para ellos se volverán a agitar, dejando a los que allí fueron a adularlos a solas con el frío, la eventual lluvia y una efímera sensación de felicidad por el mero hecho de haber compartido algunos metros cuadrados con sus ídolos.

Luego está el lado lúdico del asunto, no digo yo que no sería divertido plantarse ahí con un par de cervezas y ganas de guasa a vociferar "¡Tarantino guapo! o ¡Dicaprio queremos un hijo tuyo!... ah, que Dicaprio no viene, ah, que no te dejan beber cervezas... mala suerte. Nos tendríamos que conformar con el ¡Tarantino guapo! y el cachondeo de berrear la expresión de un absurdo... ya que el talento no se le niega, pero la belleza...

Y esto es lo que más o menos te puedes encontrar de tanto en tanto si cortas camino por Leicester Square con aire despistado ya que casi todos los martes y jueves montan aquí el tinglado para el estreno de una película, así que si no te importa hacer cola a la intemperie y te deleitas con el sádico placer de lanzar miradas criminales con total impunidad a aquellos carajotes que en tu juicio se quieran colar, no lo dudes, esta plaza es tu rincón de Londres. Aprovéchala.