Cuando era un renacuajo quería ser juez, no sé de donde sacaría aquello y supongo que cuando me di cuenta que lo de ser juez no era tan épico como lo del Rey Salomón pues se me quitó la tontería. Luego me decidí por ser director de cine. Así tal y como suena. Ganar un Oscar y toda la película, nunca mejor dicho. Y esa veleidad también se escapó por la ventana, por la ventana de un aula, donde conocí a Paco.
Andaba yo pululando por los pasillos del Cristobal de Monroy, mi instituto, en la era B.U.P. Tenía los pelos largos, pantalones rotos, camisetas de grupos grunge y contaba con dieciséis años. Mi primera novia, mi primeras cervezas, mi primer todo, qué os voy a contar. Estaba en tercero, un tiempo donde se podía fumar en los pasillos, cosa que ahora se me antoja como algo del pleistoceno y allí que entró aquel tipo jovial, con bigote, abriendo la puerta de par en par. Era el profe de una asignatura que ya por su mismo nombre infundía terror o tedio. Filosofía.
¿Qué demonios era eso de la filosofía?...
Ahora toca hablar en Guadaíra Información acerca de porqué me huele a pescao podrido eso de rebanar la filosofía y las humanidades en general de los planes de estudio. Si quieres seguir oliéndolo ... pincha aquí