Como las hojas en otoño caen las horas que pasamos juntos.
Nuestros horas fueron un sigilo, casi un espasmo. Mis manos me preguntan por qué ya no alcanzan los trazados de tu piel, mis ojos exigen la ruta hacia tu rostro, los labios se me quiebran porque extraviaron el refugio donde para siempre se plegaron.
Nuestras horas juntos caen como las hojas en otoño porque fueron susurros que nada sustentaron.
Horas crujientes en un relieve de imposibles destinos. Hojas que ahora el viento barre descuidándolas en algún otro rincón.
¿Qué puedo hacer yo ante tu rotundo no?
Imaginarte en cada chica que veo detrás de una ventana.
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11 comentarios:
Precioso!
Para hacerlo cancion.....ahi lo dejo
Qué bonito Álvaro, genial.
Gracias, pareja.
Antonio, canción!!! jajajaja, tú creo que no estás al tanto de mis dotes musicales.
Una buena patata con mojo y no escribirias estas cosas.;)
Por eso te dije qyer que no dejaras de escribir... bien!
qué precioso!
MUY PERO QUE MUY BONITO¡¡¡¡¡
¿No he leído algo parecido en una etiqueta del Colacao?... ¡Gayeeeeer!
(presioso, presioso, di que sí)
Ayyysss, preciosísimo...
fantástico,un texto lírico al puro estilo becqueriano, lo que demuestra que detrás de ese rostro duro hay mucha ternura y sentimentalismo. No dejes de escribir, es más, escribe y deja el japonés. jajaja
hija el japones lo necesito para alimentar esta boca,jajajaja
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