jueves, 3 de febrero de 2011

Signos en el suelo.

Uno va por azúcar, algo de comer, aunque se entretiene en otro vano intento por comprarse ropa, accediendo a una tienda con millones de prendas que se le antojan fantasmas malignos que pretenden engullirle, y vencido de nuevo se sienta a tomarse un café y a fumarse un cigarro en una terraza mientras contempla a cuatro chicas guapas almorzarse sus 347 calorías desgrasadas de manjares naturales embalados en cajitas de cartón y plástico. Y ve un mercadillo y se da una vuelta por los puestos de comida caribeña, zulú, panes y bollitos franceses, aceitunas y churros con chocolate. Al final compra el azúcar, estropajos, agua pa la plancha, un par de pizzas, plátanos, yogures y zumos y cargando con las bolsas, encuentra en el suelo de la calle enigmáticos signos.



Alguien que a escrito la fórmula de los viajes en el tiempo, o la fisión fría, un grafitero que ha abandonado los muros y el antropomorfismo, una disléxica con síndrome premestrual, un perro superdotado con una brocha en las fauces, un mensaje cifrado de la cofradía de los masones templarios adoradores de la rosa y la cruz, alguien aburrido, un testeador de sprays de colores, el secreto nombre de dios, .. quizás y lo más seguro un empleado del ayuntamiento que planea hacer algo en el subsuelo.

Pero da igual, a veces me gusta tropezarme con irracionales. Más si voy cargado de bolsas.

3 comentarios:

Robin CLND dijo...

Viva esa imaginación galopante!

Marta Comesaña dijo...

Me encantan estas entradas que te sacas de la manga, ¡eres un crack!

Manuel dijo...

Sí, esto es lo tuyo.
Besotes.