Ayer estuve en mi primer partido de la Premier League. Ya era hora, después de más de tres años.
Se enfrentaban el equipo de mi barrio, el Fulham contra el West Bromwich Albion... el tercer equipo de Birmingham. No tenían mucho que ganar, tampoco mucho que perder, mitad de la tabla, lejos del descenso, lejos de europa, vagando en la tierra anodina de la mediocridad, si a eso añadimos que los termómetros marcaban menos un grado no creía yo que fuéramos a tener muchos problemas espacio. Y mi sorpresa fue que el estadio, el Craven Cottage estaba completamente lleno.
El encuentro fue también sorpresivo por el gusto por el balón que mostraron ambos equipos. Toda la vida oyendo la cantinela de que en las islas se juega al pelotazo y resulta que estos dos equipos pequeños se disputaron la media cancha, intentando hacerse dueños del territorio desde donde se ganan los partidos. A reventar.
Aquí aman a sus equipos.
Sólo reconocí a Senderos, un defensa aguerrido que solía jugar en el Arsenal y me quedo con el 21 del West Bromwich, un tipo que de verdad sabe repartir juego.
Quedaron 1 a 1, goles de un tal Dempsey en el 70´y luego el empate de un tal Tchoyi en el 82´. De rigor, como no nos iban los colores, salimos cinco minutitos antes.
Fue, en fin, una tarde de fútbol, en uno de los estadios con más solera, el Craven Cottage, a una media hora de casa andando, y con una estatua gigante de Michael Jackson mirando desde la grada al río.
3 comentarios:
Anda que no pasaríais frío ni nada ahí...
El Fulham ya está echando de menos a Bobby Zamora.
que va, tampoco tanto, llevamos manta como los abuelos, jejeje
wooow yo he vivido a 100 metros del estadio y nunca supe el nombre, aunque si supe que era Mickel...
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