martes, 5 de marzo de 2013

Australia




Hace poco la vida me llevó a Australia. Ese país en el que cabe Europa entera y en el que según un libro que leí justo antes de ir, puedes morir de 1001 formas distintas, pudiéndote convertir en la merienda de un cocodrilo, en divertimento de un tiburón tigre o ser simplemente mordido por una redback, una araña con el culo rojo, que si te pica y no hay un hospital muy cerca, pero que muy cerca, casi en la esquina, como que te mueres. Y todavía me quedarían otras 998 formas de morir que relatar.
Se llega tras unas treinta horas de avión, con los pies hinchados y zampándote once horas de tu vida, que cuando vuelvas si acaso recobrarás.
¿Y que tiene Australia que no tenga Alcalá?
Si quieres ya puedes leer en Guadaíra Información un par de apuntes y reflexiones sobre ese gran peazo cacho tierra flotando en los océanos australes. Pincha aquí si te da la gana. 

No hay comentarios: