lunes, 1 de abril de 2013

Una noche de caza



Oí el rasgado sonido de la cremallera de la tienda abrirse. Con un ojo medio abierto rezaba porque la luz cegadora de la linterna no me alumbrara. Pero lo hizo, y el susurro, y los empujones ya alcanzaron a despertarme. Mire la hora y no se habían equivocado. Sí. Era mi turno.
Una noche cerrada sin luna, el compañero me esperaba frotándose los ojos junto al fuego. Me pasaron la linterna y un paquete medio vacío de galletas príncipe De Beckelar y arrastré mis botas hacia las llamas para evitar que el calor se escapara de mi cuerpo.
De cuando uno se lo pasaba de miedo construyendo chozas, bañándose en los ríos, aprendiendo nudos y no teniéndose que duchar por una semana... vida Scout!!! Si quieres leerlo completo, pincha aquí.

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