Diciéndolo más claro: estoy gordo. Mi mujer me dice “gordito” porque la pobre cree que con el diminutivo lo hace menos hiriente, por mucho que le explique que a veces el “ito” es de lo más ofensivo. Mi mujer es Australiana, y con esto demuestra que los australianos o no son muy buenos con los idiomas o son todos unos hijos de su madre; aunque por otra parte doy gracias que en su vocabulario todavía no haya entrado lo palabra “tonelete”.
Ultimo artículo en Guadíra Información, esta vez va sobre esa necesidad que se instala en nosotros cuando el termómetro sube, los días se alargan y comienza el Tour de Francia: adelgazar... y cómo de gilipollas nos hemos vueltos, porque en esto de las dietas hay más supersticiones que en las peores religiones... si quieres seguir leyendo, ya sabes, pincha aquí
2 comentarios:
Cuando me acostumbraré a copiar el comentario por si el Sr. Blogger decide no funcionar ... ains!!
Decía que ánimo! Yo también dejé de fumar hace 3 años y evidentemente "gordita" suena igual de mal (da igual que acabe en "ito" que en "ita") pero con paciencia y fuera de voluntad ...
Jejé!
Lo de "gordito" me recuerda a unas estadounidenses que se sintieron todas ofendidas porque una señora mayor se había referido a una de ellas como "negrita" o "morenita", la yanki se lo había tomado como un insulto a lo bestia.
No estoy de acuerdo en eso de hacer régimen. (Lo del agua caliente ha sido entre ridículamente descorazonador e irrisorio). Pero la clave la has dado tú mismo, no consiste en algo rápido, pero tampoco en algo temporal, es cambiar de hábitos... para siempre. Y eso se implementa poco a poco, y para toda la vida.
Así que no creo que consista en restringir, sino en añadir (no, fritos no) nuevas y más saludables costumbres, por así decirlo. Y nunca abandonarlas ;)
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