"Un pueblo se mide, también, por los críos que corren por sus calles. ¿Van de la mano de los papas, o andan sueltos y en manadas? ¿Juegan en parques o en la calle? ¿Tiene bicis y monopatines y patinetes o son más de dos piedras y un balón? Yo prometería que se podría medir la salud de una ciudad por los decibelios del griterío de los niños. Todas esas estadísticas que silencian el latido de un pueblo en categorías difusas, inventadas para clasificar el nivel de vida, no valen para nada si las confrontas con el ruido de un barrio rebosando de críos por todos sus rincones.
Los niños son ruido que alimentan las ciudades, las calles, las casas... el mundo..."
En mi último artículo en Guadaíra Información hablo de los Reyes Magos, de los niños, del futuro, de la ley del aborto de Gallardón, de mi pueblo, del deterioro de la seguridad social y de mi tío Fede. Hay Castillos y dragones. Si quieres leerlo, pincha aquí.
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