Resulta que enfrente de mi trabajo el otro día se pusieron cuatro hippies a plantar un elefante en césped artificial. Por lo tanto eso que aprendí el otro día, de cómo pueden crecer elefantes en césped artificial.
Luego me acerqué al paquidermo y vi que todo era una campaña para la conservación del mamífero más grande sobre la faz de la tierra (y no jodáis con la ballena que ésta está en lo profundo del mar).
Y luego vi que había compañeros del elefante de enfrente de mi trabajo, vamos, que nos plantaron toda una manada.
Aquí os traigo a tres, los he bautizado y todo.
Os presento a David Cameron.
A Gordon Brown
y a Nick Clegg.
Elegí el elefante negro estampado por la aversión que parece que le suscitan al lider tories los extranjeros y maricas.
El maquillado para el Señor Brown porque mucho maquillaje es lo que ha necesitado el tipo para tapar los presuntos desastres de su administración.
Y el que imita a los periódicos para la gran esperanza Clegg, ese tercero en discordia casado con una pucelana. Y es que me da a mi que como la mayoría de los diarios el tal Clegg éste habla mucho pero cuenta poco.
Y el motivo de joder la efímera existencia de estos elefantes bautizándolos con nombres de políticos (por adelantado pido perdón a todos los elefantes del mundo mundial, tras su caza furtiva esto quizás sea lo segundo más injusto y vil que les haya pasado en su prolongada existencia en la faz de la tierra como los mamíferos más grandes, a pesar de la ballena, pero recuerdo, las jodidas ballenas viven en el fondo del mar) es que hoy han sido las elecciones en el Reino Unido.
Mañana viernes se sabrán los resultados definitivos.
Quizás sepáis que la campaña este año ha sido más movidita de lo habitual por varios motivos, es más que probable que haya un cambio de partido tras más de una década de gobierno laborista, la carrera por ocupar esa emplazamiento turístico que es Downing Street se ha visto animada por el marido de la vallisoletana que de repente apareció en las quinielas por una estelar aparición televisiva a lo Kennedy, entremedias hubo la erupción de un volcán y de seguro que los asesores de cada candidato estudiaron la posibilidad de responsabilizar a algunos de sus rivales. Y bueno, luego lo habitual y común de todas las camapañas electorales del mundo mundial -sean en la faz de la tierra o debajo del mar-, que podemos resumir con el título de ese disco de los UB40: Promises and lies.
Porque esa es otra cosa que los políticos tienen en común con los elefantes si aceptamos la premisa pinocho.
No vamos a decir que gobernar no tiene que ser una tarea dificil, repleta de obstáculos, sinsabores y handicaps. Pero es que los políticos de hoy en día dan asco, un asco infinito. Pero todavía hay algo que nos podría dar más asco, o que más asco me da a mi al menos. Y no es otra cosa que la pasividad y conformismo de todos aquellos como yo que se sienten traicionados por los políticos y sus séquitos y nada hacen para remediarlo.
Eso si que es verdaderamente asqueroso.
Así, que en este asquerosismo que siento por mi mismo, veo a esos elefantes de plástico y en cierto modo les envidio.
Pero vamos, que tampoco nos vamos a morir de asco con uno mismo, así que para olvidar el asco que me produce mi mismidad hoy tomé unas pintas con estos dos tipos. Bastien y Cristina, frances e italiana respectivamente y fue uno de esos momentos de tenue felicidad, justo después de trabajar, bordeando una esquina, una charla baladí, una peroni, un par de cigarritos y poco más. Los pub son el opio del pueblo, quién coño hablaría de religión.
Did you see the three elephants? All right. They are David Cameron, Gordon Brown and Nick Glegg. I don´t believe in politicians. They disgusting me. But I´m digust againts myself because I think the worse thing in the world is when you are not agree with something and you don´t do anything to solve it. I´m not agree with politicians but I don´t do anything. I´m disgusted againts myself. Moreover I had some beers with Bastian and Cris after work. It was fun.
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3 comentarios:
Importante tienen que ser esas elecciones porque en internet llevan dando por culo una semana con ellas. Pero, a decir verdad, lo único que me ha dado la gana de leer sobre el tema ha sido tu entrada. Y me sobra. :) Los resultados no creo que los pueda esquivar nada más abrir cualquier noticiario digital, no obstante, te agradecería un análisis de las mismos, me resultará mucho más ameno y entendible :P
Una última cosa, ¿cómo un chico tan feo puede echarse amigos tan guapos?? ...ups!
Aquí, mejor no hablar de política, porque aquí, el que no es tonto, vuela.
La primera mentira 1969
Cuando estube en un bosque encantado,
noté con asombro que una piedra me cantaba
con modulaciones y con timbre de tenor.
Debajo de la piedra había un sapo invernando
y supe que era el sapo el que cantaba
y seguí buscando maravillas que saber.
Quería una princesa convertida en un dragón,
quería el hacha de un brujo
para echarla en mi zurrón.
Quería un vellocino de oro para un reino,
quería que Virgilio me llevara al infierno,
quería ir hasta el cielo en un frijol sembrado
y ya.
De lejos vi una fuente que brillaba
y corrí hacia ella, pues tenía aguas de oro.
Era inconfundible aquel color como miel.
El sol se reflejaba en la fuente abandonada
y supe que era el sol el que brillaba.
Desilusionado por dos veces me alejé.
Quería una princesa convertida en un dragón,
quería el hacha de un brujo
para echarla en mi zurrón.
Quería un vellocino de oro para un reino,
quería que Virgilio me llevara al infierno,
quería ir hasta el cielo en un frijol sembrado
y ya.
Después de mil fracasos como estos
me sentí muy tonto. Nos habian engañado
y me fui a buscar al primer hombre que mintió.
Caminé los caminos, recorrí los recorridos,
pero cuando hallé al culpable
- ay, pero cuando hallé al culpable-,
hecho un mar de lágrimas al verme me pidió:
Yo quiero una princesa convertida en un dragón,
quiero el hacha de un brujo
para echarla en mi zurrón.
Yo quiero un vellocino de oro para un reino,
yo quiero que virgilio me lleve al infierno,
yo quiero ir hasta el cielo en un frijol dembrado
y ya.
La Habana -Cuba 1969
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