martes, 31 de diciembre de 2013

5 minutos más...




No son cinco minutos lo que quedan para la cuenta atrás, como en la canción de Mecano, sino que son algunos más; pero en este blog nunca fuimos muy picajosos.

Este fue un año convulso. Es la primera vez que me moví de continente, aunque habiendo estado en las Canarias más de en una ocasión, técnicamente esa afirmación es falaz, lo que si es seguro que fue la primera que crucé el ecuador. Fue en Australia cuando casi que empezó mi 2014. Luego dejé de fumar, que tras veinte años no es moco de pavo, mi mujer se quedó preñada y personalizándolo, la preñé yo. Nos casamos. He dejado mi curro de los últimos casi cuatro años y una ciudad alucinante donde siempre me sentí como pez en el agua. Y a la mudanza de países se le ha sumado también que tengo un pequeño ser que depende completamente de mí, aunque ahora sobretodo lo haga de las tetas de su madre.

Un año movidito donde los haya. Que pena que no culminase con la lotería de Navidad.

Así el 2013 se ha ido volando. Y haciendo gala de una falta de originalidad glotona, porque si fuéramos originales en esta fecha publicaríamos un artículo sobre la dieta de los orangutanes de la isla de Borneo, no sólo es que vaya a hacer balance de los últimos 365 días, sino que voy en seguida a relatar mis propósitos de año nuevo.

Que son: terminar la novela con la que ando liado, que no es la que quería escribir, porque con esa en un acto de o humildad o cobardía, me di cuenta que mis habilidades no daban -aún- para ejecutar lo que tenía en mente. Bajar unos kilos y hacer una media maratón -que implica ponerse en forma-. Por lo menos ya no tengo que dejar de fumar, aunque sí mantenerme abstemio de nicotina. Ayudar a mi señora esposa a que aprenda la lengua predominante en la península ibérica y lanzar de una vez 4meridianos -que espero pronto descubráis qué es-, cocinar mucho y seguir poniendo adoquines en el camino de la felicidad. Pero sobretodo en el 2014, sobretodo, sobretodo, deseo convertirme en un buen padre.

¿Cuáles son los tuyos?

...

Pd: ah... y ojalá que España gane otra vez el Mundial!!!


miércoles, 25 de diciembre de 2013

Feliz Navidad


Hay millones de personas que creen que hace exactamente dos mil trece años nació un niño en lo que hoy sería una chabola.

El futuro le deparaba a ese chiquillo una vida ajetreada.

A unos le llaman orejón, negro, cabeza, abejorro, en el colegio... a este le pusieron "hijo de Dios". Y pa empezar le visitaron tres Reyes que se recorrieron medio mundo en camello y en aquella no había farmacias en cada esquina con crema para las almorranas.

El chiquillo se hizo hombre y en una época hippie se fue al desierto a meditar, a encontrarse y tal. Dicen que se tiró cuarenta días. Se quedó muy canijo.

La lío en plan yéndose a los templos y liándola parda. Entonces no había antidisturbios, pero las porras eran las mismas. No se quedó callado.

Dicen que hizo milagros, pero yo más bien pienso que era un genio de la logística y que sabía dar buenas fiestas.

Se buscó un equipo de trabajo y con un marketing muy rudimentario fue propagando lo que bautizó como "su palabra",  intentando que la gente pensara de otra manera, repitiendo mucho la palabra amor.

Luego murió. Y bueno, supongo que más o menos todo el mundo se hace una idea de toda la parafernalia, cada año la Semana Santa trata de que no lo olvidemos.

Millones creen en eso.

Y creas en él o no, hoy más o menos todos celebramos su natalicio. Nos juntamos, nos acordamos de los nuestros. Es un tiempo para abrazar, para quererse, para recordar. Por eso en muchas familias la Navidad duele, cuando de repente falta un ser querido. Algunos tratan de que les sea indiferente.

Pero es, sin duda alguna, una época diferente regido por otras reglas.

A mi cada año me gusta más.

Y me da que irá a peor.

Todo empezó con ese niño al que millones creen que lo cambió todo, aunque me temo, por desgracia, que muchos todavía no le han pillado.

Ojalá algún día lo hagan.

¡¡¡Brindo por todos y feliz navidad!!!

viernes, 20 de diciembre de 2013

Some words that I couldn´t say at the right time.





When I have to train someone new, someone who want a job to pay for the roof over their head and some pints or pay the bills and the university books, I always tell them two things.

First that we really look at the attitude, the personality, because we are like a family, and it is very important keep a good environment at work. Why do I say “good” when it is “awesome”? We spend a big portion of our life here, so it´s much better if we get nice people, ready to help and have fun, not drama queens that are complaining about every little obstacle.

Second, that our job consists of an exchange of energies. And giving good energy to the customers, they give you the same positive energy back and we create spirals of good moods. So our workplace becomes a storm of amazingness, creating fields of good energy. Sometimes we look like a all-bran, full of fiber, tv advertisement.

After that I do my best to make them understand how we work and the mechanisms to make our tables happy and deliver the Itsu standards, like the damn red light. That takes one or two weeks, three if you are Italian; it is not a very difficult job, and everybody gets it in the end. That is the easy part.

If you have the two first things, all goes smoothly. But unfortunately they are not teachable. At least not teachable at this point in our lives, with all the hair completely grown. This is the difficult part.

That´s why in this Canary Island adventure I will miss those people who make my going to work a nice moment of the day, those who when I arrive at work receive me with a welcoming smile or a funny joke. Those ones that it was a pleasure work with, in all the different seasons and different teams, from front and back of house, that have came along during my time over there.

I remember one of those courses that we had to pass in the head office. The speaker told us that one of the best things to work for this company, if not the best, is that we will meet people from all over the world and with some of them we will create strong laces of friendship and besides that we will be able to look at the globe and see how we have an acquaintance in every corner of the map. That´s true and I keep a very alive memory of everybody who I have worked with since my discovery day in the first week of March 2010, after meet five general managers, and about 150 people coming and going.

Some of them I can call friends, some of them are even Italians.

And I feel that I was very fortunate guy sharing that time with you guys!!! I have learnt from all of you, I have had fun, I have had arguments that we have always fixed and I was truly happy in that daily challenge to make people not only savour the taste of our food but have fun with us too, and I will keep all those moments and anecdotes in my heart.

And let me guys ask you a big favour. Please, keep that magic that makes Itsu Notting Hill an amazing place to work, to spend those hours which pay our lives there. Take care of your colleagues, be generous, be nice with those unbelievable managers who only make your life easier... just please be just as you are. I know that sometimes it´s hard, when you have a rota with thousands of hours, or those crazy busy moments where it looks like every single person in London wants crispy chilly squid or when you have a file of customers asking for special requests such as prawn tempura without the leaf and a bit spicy but not the sauce it comes with or those who order the drinks and when you deliver them ask for some tap water and when you deliver them ask for some lemon on it and when you deliver them request some ginger on the side etc... I know, sometimes it can be very hard, especially if you are... Italian. But guys, italians and not italians, be happy, at the end of the day the worse thing that can happens is that you deliver a chicken teriyaki late or drop a glass of Sauvignon on a girl who just had her curls done... nobody will die.

And most importantly: ENJOY!!!

And I guess I´m not talking about anything that you don´t know. 

I hope to come back soon and for the current team, front of house, back of house and four managers musketeers, mainly I´m writing these words because I want to give you a huge THANKS for sharing with me the last almost four years of my life. And also a thanks from my wife and little Orión: you can see in the picture the present you buy with the money you collected.. a pram which is taking away his Dad´s back pain from carrying the little heavy Orión in a sling. In the picture you see little Guapo a bit angry... but don´t take it personally, after the photo we discovered that he was full of shit.

ALL THE BEST!!!

Ps: And I hope someone from the front of the house will be brave enough to cook something in one of the coming Fridays!

lunes, 25 de noviembre de 2013

Centros de nacimiento (el artículo que Guirilandia nunca se atrevió a publicar)





Ahí os dejo el artículo íntegro que fue pensado y parido, nunca mejor dicho, para que se cobijase en Guirilandia y cuyo autor nunca se atrevió a publicar. 

         "Los países se diferencian en muchas cosas: idiomas, idiosincracias, gastronomía, sentido del humor o ausencia del mismo, presencia u omisión del bidé en el cuarto de baño y sobretodo en cómo se vive el deporte nacional. Pero hay una diferencia aún más primigenia si cabe, anterior a todas ellas: el modo en el que nacemos.

Aún sin poseer un conocimiento exhaustivo de lo que suele acontecer en la piel de toro y en su puñado de autonomías me da a mi que todo más o menos funciona de forma parecida; una se pone de parto, se la lleva a “monitores”, osea al hospital y allí se mete una un chute de epidural y empujar se ha dicho.

Algunas locas, sobretodo hippies comehierbas izquierdistas con pelos en los sobacos y seguramente lesbianas, con voz firme y aunando todo el valor que puedan porque saben que serán consideradas automáticamente enajenadas optan por un parto natural, sin drogas vaya, arriesgándose al estigma social cuando se aventuran por el culmen de la herejía con un parto en casa. Esto ya es el no va más, no sólo es que eligen voluntariamente sentir el dolor en su totalidad, sino que se arriesgan a manchar irremediablemente la cama o el sofá y a salpicar las cortinas

Pues esto en Uk es como de andar por casa. Especialmente en Londres.

Y por eso, como setas silvestres crecen en el mapa los llamados Birth Centers o centros de nacimiento. Alli la parturienta va, digámoslo finamente, con los cojones bien puestos. Prefiere los mimos de las matronas que los fugaces exámenes de los médicos, ha optado para que la maquinita y sus bips no la atosiguen ni alarmen con sus altos y sus bajos, acomodándose en un entorno más cálido y hogareño que el de las frías paredes de un hospital y va allí con la firme convicción de que el dolor es parte del proceso y que como tal no quiere perdérselo. Es por eso que en el Birth Center ni hay médicos, ni monitores, ni epidural. Todo es más natural, más bravo, y por qué no decirlo más sano.

Cuestión de estilo, supongo. Yo como perteneciente al género que no da a luz ya el mero hecho de llevar un intruso creciendo durante nueve meses y conseguir que salga por el agujerito me parece un milagro de por sí, una proeza inconcebible. Seguramente yo me pondría de epidural y lo que hiciera falta hasta las cejas. Pero que tanto el sistema sanitario como la sociedad no sólo respeten, sino que apoyen, faciliten y alienten el parto natural, ya sea en los centros de nacimiento o en el propio hogar, con todos los beneficios que ello acarrea para la madre y el infante, me parece una de las más hermosas costumbres con las que me he topado en esta nueva tierra que me acoge."


viernes, 15 de noviembre de 2013

Orión (Ohreeon)




El día amaneció con contracciones, el mismo día en que cogí un avión para venir a Londres cinco años atrás. Me dije "no, eso va a ser demasiada coincidencia"

I thought it was going to be another annoying day of fake contractions, because I figured like his father he was taking every opportunity to sleep confortably for as long as possible.

El embarazo había ido sobre ruedas, ningún susto, ningún molesto capricho que atender a altas horas de la madrugada... vaya que me pensaba yo que eso de dar a luz era como ir a tomar un helado a la plaza del pueblo en una noche de verano, con brisita marina.

When we arrived at the hospital I thought I was at the end of my pain threshold but it was just the beginning. Twenty two hours that began as smooth tickley pains and ended as the gates of hell before the sweet relief of Mr Epidural

Hubo un momento que ya la cosa se puso en plan película gore, latex, tenazas, tijeras mastodónticas y sangre, mucha sangre. Vamos, que lo del helado con brisa marina como que no.

All my pain was gone for the moment and I watched Alvaro dancing around the theatre and making sure that everything was in order. They carried a baby to a table and I waited an eternity to hear the words "it´s a boy"

(Sólo espero treinta segundos, o veintinueve)

Orión Plaza Wallis.

Nacido el 6 de Noviembre de 2013, a las 4:10 am, 3,756 kg.

And we can see that he is ready to take on the world.

  Orión from calvanki on Vimeo.



martes, 5 de noviembre de 2013

La crisis en las salas de cine



Un vaporoso recuerdo teñido de dulzura asalta mi memoria de tanto en tanto. Estoy en un teatro, de los antiguos, de esos que se llaman Lope de Vega o Calderón o Cervantes, con su gallinero repleto de butacas y rodeado de palcos. Soy un niño y estoy viendo los Goonies. Es el estreno. Es Valladolid en uno de los tantos veranos a los que íbamos a visitar a la familia.
Es mi primer recuerdo cinematográfico, y aunque no del todo nítido, lo guardo con mimo. Y el cine es un colega con el que nunca he dejado de intimar. Cines de verano, multisalas, vhs, dvd y ahora la era de internet. Pero nada como encerrarse en una sala oscura y grande y dejarse embaucar por la imaginación y el oficio de otros.
Tuve la inocente ilusión de dedicarme a ello, cuando era un adolescente proclamaba que quería ser director de cine aunque luego me reciclara como guionista. Estudiando y escribiendo para ello. Y quién sabe, la falta de talento, o de tenacidad o una industria andaluza de amiguismos y podredumbre me acabaron desviando del camino.
La cosa es que la gente no va al cine, y yo me pregunto por qué y me da a mi que, claro, es cuestión de la crisis, de que hay menos plata; aunque no creo que la escasez de metálico sea la única razón. En este artículo intento esbozar algunas de las que yo creo culpables... pincha aquí si quieres leer más. 

martes, 29 de octubre de 2013

"Los Malaquías", de Andréa del Fuego




"Hay novelas que nacen de los recuerdos, de las entrañas, a veces de un sistematismo lógico, nacen del dolor, del amor, de la imaginación, de la rabia, de la observación y hasta del aburrimiento. Hay novelas que se cuecen, otras se paren y la mayoría simplemente se construyen.
Sé lo sumamente complejo y el reto que supone contra uno mismo eso de sentarse y “hacer” una novela. Eso lo sé porque escribo. Y como escritor todo el que acomoda sus posaderas para tirarse horas mimando su soledad con palabras que se hilan en ese eterno atardecer en el que consiste narrar otros mundos, simétricos, contradictorios, semejantes, remotos, históricos, virtuales o imaginarios, me merece un grado de respeto, aprecio y por qué no, de camaradería
Como lector es harina de otro costal. A la hora de acometer la lectura de una novela, ya sea de esas que utilizas para que el cerebro se tome un descanso o de las que digieres con la intención de paladear cada una de sus frases como si de un whisky Glenfiddich del 55 se tratase, trago a trago, siempre de una manera u otra, más o menos conscientemente la misma pregunta me ronda: ¿Qué carajo quiere el autor hacer conmigo?..."
Así empieza mi primera y la que espero sea una muy fructífera colaboración con la nueva revista digital de reseñas literarias "Vísperas". Si quieres seguir leyendo, pincha aquí. 

lunes, 14 de octubre de 2013

Modelo de sociedad



"Inspirándome en la metáfora que Antonio García Calderón utiliza en su magnífico último artículo a cuenta del modelo de ciudad y del contenido del mismo, me vengo yo a preguntar aquí también acerca del modelo; pero mientras que Antonio hablaba del continente yo quiero desmantelar el contenido. Si Antonio hablaba del traje, yo quiero hablar del cuerpo que se enfunda ese traje, y si puedo de su espíritu.
Porque si la pregunta por el modelo de ciudad que queremos y que nos podamos permitir es pertinente, ya que son en las épocas de crisis donde se deben reformular y revisar los modelos, es igual de pertinente, por no decir urgente, revisar el modelo de sociedad que queremos y que nos podamos permitir para que habite esas ciudades.
Y tiene toda la pinta de que el barco está a la deriva. Y más que plantear modelos o plantar raíles o patrones, siguiendo la metáfora del costurero, parece ser que los que nos gobiernan están jugando con el mismo azar con el que unos ganas y otros pierden al parchís. Y hablo de nivel local, provincial, autonómico y nacional..."
En el último artículo en Guadaíra Información intento exponer una idea que siempre me ha rondado la cabeza como condición fundamental para que nos impongamos un modelo de sociedad cabal, si quieren descubrirla pinchad aquí. 

sábado, 5 de octubre de 2013

Las manzanas del cabrero.


Eran allá los 60´, donde dicen que cambió todo, los beatles desencadenaban la mitomanía, a un católico guaperas le volaban la tapa de los sesos en Dallas, Mao dijo que los chinos iban a remar todos a una, hubo un Mayo donde los que ahora fabrican las injusticias lanzaban entonces piedras a la policía. Los sesenta alumbraron a un tal Malcon y a un tal Luther que les dijeron al mundo que la sangre corre igual de roja por todas las venas, poniendo la suyas como prueba. En esa década el amigo Yuri fue el primer humano que vio el globo más grande y bello que cualquier ojo humano jamás haya divisado. Estos años fueron Woodstock, la luna, el escarabajo, el Ché, son je táime... moi non plus, el teléfono rojo, los albores de los Monty Phyton, son el "Apartamento", "Psicosis", el "Verdugo" y "el bueno, el feo y el malo", son los hippies, campanas, el amor libre y "Rayuela", es el "martini agitado, no revuelto" y los Picapiedra. Lo sesenta son una España gris y unas manzanas de un cabrero.

Un cabrero que era un niño que no sabía leer.

Y que robaba unas manzanas del huerto de su padre, regordetas, jugosas, con la primavera comprimidas en ellas, unas manzanas que ya ni se ven, y las intercambiaba por unas clases para aprender a leer.

Mi madre se comió esas manzanas. Y allí, en Asturias, un verano en los sesentas, descubrió su pasión.

Mi madre es una de esas personas afortunadas que pueden decir bien alto que se ha dedicado a aquello que les removía el alma. Hoy, ella, se ha jubilado.

Treinta y siete años de oficio, cotizando, desde que a los veintitrés se sacó una oposición; pero desde los 15 o 16 jalonando, dando clases particulares, o en la privada y todo comenzó un verano con unas manzanas, en la década donde dicen que todo cambió.

La mayor parte de su vida se la dedicó a un barrio. Un barrio con salero, de esos a los que eufemísticamente se les tilda como desfavorecidos; como si los barrios eligieran que viento les sopla. Y ahí dedicó un buen racimo de años a esos más de quinientos niños que por sus manos pasaron. Con todos persiguió el mismo propósito, más allá de que entendieran la tabla de multiplicar o de que memorizaran que las esdrújulas siempre llevan tilde, les ayudó a convertirse en personas, en buenas personas. Con el tiempo alguno de sus alumnos fueron padres o madres y la confiaban de nuevo a sus retoños y ella misma se sentía así un poco abuela.

En Rabesa se la quería, y yo lo sé de sobra por una anécdota. No sé, tendría dieciséis o diecisiete o así y andaba por la noche con una litrona, en esa época donde te crees el dueño y señor del mundo y que todos están equivocados menos tú. En esto que te metes en pelea y en esto que te van a dar una buena somanta palos por gilipollas y por ahí se oye a uno susurrar "¡coño, que es el hijo de la señorita Claudia!" y esa etiqueta te salva, y de repente te dejan, y gracias a ella vuelves esa noche casi inmaculado a tu cama. Como castellana a la que nunca se le quitó el acento, nacida en Tudela de Navarra casi por error y criada en León, a mi madre nunca se le pasó por la cabeza abandonar esa bandera que con tanto orgullo ondeaba: ella era Rabesera.

Los recuerdos se me agolpan: peleándose con el ordenador porque vio desde muy temprano que aquella herramienta lo iba a cambiar todo, domingos corrigiendo o preparando clases, vete a recoger esas fotocopias para mis niños, voy a comprar una corchetera para mi clase, unos bocadillos de sobra para la excursión pa que nadie se quede con hambre y esas horas de fatiga interminable achicando burocracia cuando era directora y así los días, semanas, meses y años que también se debía el empeño de educarnos, a su hija y a mí.

En el otoño de su vida tuvo sus reconocimientos y medallas, eventos que encajaba mal porque fue siempre uno de esos bichos raros que toman las riendas, asumen responsabilidades, y arriesgan pero que cuando los focos la alumbraban se incomoda y encoge, sintiéndose como pez fuera del agua. Yo me perdí esos homenajes porque ya estaba en Londres a puñetazos con el inglés.

Ahora la ha tocado retirarse, en un colegio extraño, en el que apenas anduvo un mes, donde sus nuevos compañeros casi que no han tenido ni un pellizco de esta mujer. en una tierra cálida y mágica, en los márgenes del tiempo. Allí en Lanzarote persiguiendo el verano perpetuo, en esta nueva aventura y cerca de su niña espero que sepa que sus hijos están y han estado muy orgullosos de ella y hablando por mi hermana y por mí (Didi, creo que no estarás en desacuerdo) nuestra madre es que es la puta ostia en verso, ¡pa que os vamos a engañar!

Ella es una afortunada. Una de esas personas que eligen ser felices.

Desde aquel verano es Asturias.

Desde aquellas manzanas.

Desde aquel cabrero al que por primera vez enseñó a leer.

En esa década que lo cambió todo.

Mi madre es maestra.





Un beso mamá.

Porque el amor siempre fue lo que tú en verdad enseñabas.


lunes, 30 de septiembre de 2013

La estrategia de las lentejas con chorizo.




El otro día me senté a discutir con dos de mi cocina. Un lituano y un polaco. Ultimamente los notas no hacen sino comida pa perros cuando toca cocinar para todos. Ponen ahí unas alitas de pollo en el horno sin condimentar, arroz blanco del que se sirve en el restaurante y patatas fritas congelas. Yo les vine a decir, que bueno, que yo almuerzo sólo dos días pero que debían ponerle un poquito más de sabor a la cosa. Que una mañana que te pille el toro se entiende, pero que por norma cada día sea siempre lo mismo y de la misma manera, pues que era un poco como aburrido y no muy saludable;    
especialmente porque los que no trabajan en la cocina no disfrutan de la "ley del pollo", ley que dicta que el que cocina pica y claro al picar pues a uno, que se sacia a picotazos, le importa poco lo que luego se coma o a qué hora.

Abri la caja de Pandora.

La lista de quejas iban desde que tienen las manos atadas porque la empresa no les da dinero para gastar lo que ellos querrían en el staff food (o la comida para los currantes) a que nadie les echa una mano pero que todo el mundo les exige o que a ver cuando alguien del FOH (es decir, Front of House, es decir, los camareros) se pone el delantal y cocina algo y no ese siempre quejarse de lo mala o a deshora que es la comida, y multiples ecéteras.

A así nos enzarzamos en un envite que duró su media hora.

Yo descubrí dos cosas. Una es que no conocían el ajo, esa cosa tan barata y que tanto sabor da. Porque entenderme, en mi restaurante, lo que curran en la cocina son todo menos cocineros. Lo nuestro es más una especie de cadena de montaje, pero en vez de salir un Toyota Cheyenne sale platos de sushi y pollo al teriyaki.

Dos, que tenían cierta parte de razón en que nosotros los camareros y FOH en general exigíamos mucho en ese tema cuando nunca nos habíamos puesto detrás de los fogones.

Llegamos a un acuerdo. Yo me ofrecía a cuando las horas de mis turnos me lo permitieran a echarles un cable si ellos se comprometían a dedicarle más de un minuto a preparar la comida el resto de los días, con el fin no sólo de que resultase más sabrosa sino más saludable.

Y luego yo mismo me hice un compromiso tipo experimento conmigo mismo. Uno de los días no sólo les iba a ayudar sino que iba a cocinar yo la comida. El interés detrás es ver cuanto tarda alguno de mis compañeros, italianos, franceses, portugueses, checoslovacos, brasileños, etc, en picarse y cocinar ellos alguno de sus platos típicos. Ahí estoy dándoles la murga cada vez que cocino, que la cocina española es la mejó, que los italianos sólo saben hacer espaguetis con tomate, o que los portugueses si les sacas del piri piri están perdidos etc, etc.

Porque aunque a nosotros la hora o la media hora o la hora y cuarto que nos pongamos detrás del fuego la empresa no nos lo pague, si que pienso que es una deferencia con nuestros compañeros de la cocina que al menos una vez a la semana seamos nosotros quién cocinemos. Y que se quede ese día como un día especial.

Eso es lo que estoy intentando instaurar calladamente, pringando cada viernes, en las dos horas de mi descanso. Llevo un gazpacho, un arroz frito, un arroz con atún y el último viernes hice hamburguesas con ajo, albahaca, vino tinto, huevo, sal y pimienta claro.

Y ahí estaré los viernes, hasta que me jarte o hasta que algún cabrón me tome la alternativa, con esta estrategia de las lentejas con chorizo. Bautizada así porque ha sido el plato más exitoso hasta el momento. Me tomaron tres horas, porque ese día todo el mundo se quedó a comer y tuve que hacer pa muchos.

Y ahí veis el resultado.




Porque el comer bien le gusta a todo el mundo. 

Ya veremos si resulta, por ahora la comida del día a día está más buena. Ahora suele llevar ajo.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Sobre las edades.



Ahí rulando en el Sevilla mía, un pellizco del sur en pleno Totteham Court Road, se me ocurrió la siguiente divagación en la despedida del Pablete.


 A los veinte años preguntamos qué hiciste ayer.
    A los treinta qué vas a hacer en el futuro. 
       A los cuarenta si tienes algún rato libre el domingo.
          A los cincuenta abusamos del "¿te acuerdas hace treinta años...
             Y a los sesenta del "¡uy! eso en mis tiempos..."
                 A los setenta la cosa es que no te haya entrado nada chungo. 
                    Y a los ochenta ¡Joder me estoy quedando sin amigos!
                        A los noventa a ver cuándo toca que me cambien el pañal...

                            ...En los cien te ponen una tarta con un montón de velas. 


Si aguantas más es que tienes demasiados cojones.

Antes de los veinte lo que preguntes no tiene mucha importancia, no eres dueño de ti mismo. 

Y en el proceso el truco está en disfrutar todos los momentos. That´s all.



Un abrazo Pablo, sopla mucho!!!

domingo, 22 de septiembre de 2013

Déjate de caprichos y sé feliz cojones!!!




Este post se lo dedico a mi amigo Manué, el sevillano raro, no sólo porque fuera él quién me inoculó la idea de venir a Londres y por lo tanto causa eficiente aristotélica del nacimiento de este blog por ejemplo, sino porque además me retwitea y por si no fuera poco es que también es un tipo que le planta cada día cara, con uñas, dientes y flotador al capricho y sus mareas. 

Hoy dando una clase de español a principiantes que querían curiosear en la lengua de Cervantes, supongo que para ver si era factible aprenderla, me salió la vena esparraguera filosófica.

Y siendo lo más honestos que he podido con ellos les he dicho que en mi opinión la clave para aprender un idioma exitosamente consiste en diferenciar entre motivación y capricho.

Una tabarra, vaya. Y me explico. Pónganse el cinto que es larguito.

Para aprender un idioma sólo se necesita una cosa: motivación. Y el peor enemigo de la motivación es el capricho. Lo que por aquí llaman Cravings. Lo que mi mujer preñada de siete meses padece de tanto en tanto.

(Un alto en el camino para dejar aquí escrito y que no se lo lleve el viento: la rubia se está portando, no me pide una cazuela de cabrillas a las tres de la mañana o unos calamares a la romana un domingo a la hora del té. Lo suyo es de lo más mundano, se contenta con un perrito caliente y chocolate. "That´s my girl")

Por eso, yo desaconsejo lanzarse a estudiar un idioma en Enero o en Septiembre, porque en esos malditos meses gracias al sistema estúpido capitalista en el que vivimos, el capricho se disfraza de motivación, el deseo se enmascara como si fuera tenacidad y tanto lo primero como lo segundo son tan efímeros como un cigarro después de un buen polvo.

Bueno, que lo que decía, que la motivación es lo que marca la diferencia, porque la motivación es muy democrática, su grado, hondura y durabilidad es casi que elegible por todo el mundo.

Me explico aplicándolo al aprendizaje de una lengua (sobretodo si no vives en el país donde ésta se habla, que hace que la cosa se complique un poco; que es el caso de mis estudiantes).

Uno puede tener mayores o menores recursos. No es lo mismo los recursos de los que disponía Guardiola para aprender alemán en su retiro de New York, pagando a una profe particular de alta cualificación cuatro horas cada día, que los recursos que puede tener un mindundi como nosotros que si es solvente para pagarse un par de libros de gramática ya es para tirar cohetes. Luego está eso del ADN, ese ácido ribo-no-sé-qué que a uno les da mucho y a otros les quita tanto... así hablamos de la capacidad atlética, de la habilidad para encestar bolas de orillo en papeleras en la oficina en el fino arte de perder el tiempo, la cualidad de cortar los setos del jardín del suegro en línea recta, el ritmo para bailar la samba, el pelo en la cabeza, y por supuesto ese "el tamaño nunca importa" con el que las mujeres siempre nos consuelan... vaya, lo que todos sabemos, que hay unos que están más dotados que otros para los idiomas y desgraciadamente para las dimensiones.

Pero en lo que si yo quiero adelanto a Guardiola y al tipo que más rápido aprende idiomas en el mundo, que seguro que es chino (ojo que no es un comentario xenófobo, simplemente estadístico) es en las ganas que tenga de aprender el idioma.

Les puedo vencer en motivación, porque en realidad la motivación es una carrera contra uno mismo.

Con motivación un tipo de 43 años acaba de ganar la Vuelta España (estará la sospecha que si ayudado con drogas, pero ya se podía poner el tipo hasta las cejas de lo que quisiera, aún así es una hazaña... lamentablemente las drogas suelen ser contraproducentes para incrustarte palabras en el cerebro y que allí se queden). Lo que decía, el tal C.Horner para realizar tal proeza necesitó, así en números, 21 días para recorrer más de 3300 km a unos 40 km/h de media con 15 puertos de montaña y el colofón de coronar el Angliru -el Angliru es una tortura, literalmente una tortura- y necesitó esas matemáticas para ganar, tanto como una dosis de motivación titánica.

Con una motivación mucho más diminuta, así como de andar por casa, uno puede aprender hasta mandarín, y sin ser chino.

Ahí está el secreto y eso es lo que les he intentado inculcar a los novatos que se han dejado engañar hoy: que la única manera de pasar por el fascinante calvario que significa aprender un idioma y devolverle a nuestro cerebro la capacidad espongeidizadora (si esa palabra existe) es a través de alimentar la motivación; en darle caña, echarle leña, gasolina y no tener miedo a que engorde.

Pero nunca en Enero o en Septiembre... ojo que os podéis estar engañando.

Porque esos meses son los del cambio de ciclo... año y colegio -que se quedó en nuestro subconsciente- y el capitalismo nos arrasa con zapatillas para correr y quitarnos esos kilos de más, o nos tima con esa casa de muñecas que siempre quisimos construir, o ese curso de punto y cruz, o ese avión de combate en miniatura en tres mil fascículos que si conocéis a alguien que lo terminó tendréis vuestro puesto asegurado en la posteridad de los records guiness. El capitalismo, por supuesto menudo es él, no se iba a quedar atrás en lo que respecta al aprendizaje de otro idioma, saber expresarse en otra lengua mola, así que ahí te dan caña con eso de habla inglés con 999 palabras más una o la "Rosetta stone" esa que tanto ahora está de moda -cada año hay una nueva moda de lo mismo disfrazada de primica- el programa que empieza como piedra y acaba en anómalo guijarro porque a las dos semanas la peña ya ha abandonado.

Y tiran la toalla -sin sudor que analizar en un control antidoping- porque no se gastaron los 300 pavos que cuesta la piedrecita de los cojones, ni que fuera un rubí,  porque estuvieran motivados sino porque estaban bajo la influencia del capricho: la peor droga del capitalismo, la única que de verdad debería estar ilegalizada.

Los caprichos nos llevan de la mano hacia la infelicidad porque nos van distrayendo en el camino con sus regalías y no nos damos cuentas de cómo no es que no colmen las insatisfacciones que padecemos, sino que las ceban cual cochinillo segoviano. Los caprichos nos impelen a consumir más para apagar esa quemazón que se instala en el alma, reemplazando la felicidad por la absurda y a veces aleatoria adquisición de bienes y servicios que no necesitamos... y así se instala en nuestro espíritu un bucle maligno estirado hasta el infinito como la sucesión de Fibonacci; responsable de los veinte pares de zapatos que una chorvi atesora en su armario y no usa o el séptimo reloj que el titi se compra para que esta vez haga juego con su llavero (quizás pecando un poco aquí con los ejemplos de sexistas, pero de nuevo rotundamente estadístico)

Y para acreditar esta filosofía de pacotilla, de tebeo y whisky del Mercadona con la que os machaco, (ojo, culpa del Manué por decirme que me viniera a Londres) vengo a aportar como prueba inequívoca de su veracidad el hecho de que yo soy tan vil pecador como la chorvi de los zapatos o el titi los relojes. Tan pecador como tú amigo, tan culpable como tú querida.

Y si no mirad la foto de ahí arriba de la que esperaba que a estas alturas os hubieseis olvidado. Es el GTA 5. Es mi capricho. Un videojuego. Mi propia dosis de infelicidad tutorizada por mí mismo, con alevosía y empeño. Agotado que está en Londres de los muchos gilipollas como yo que lo han comprado (de hecho estamos aquí viendo a ver quién gana el gran slam de la subnormalidad en ese partido a la mayor gloria de la estulticia entre los que agotan el GTA 5 o los que agotan el Iphone 7) y me ha llegado hoy por correo. Ahí está, encima de la cómoda, con el precinto, esperando que mi capricho se desate y me ponga como un poseso a exprimirlo durante dos días, para luego volver a mis quehaceres, a mis amigos, a mi novelita, a mis cervezas, pero con cincuenta pavos menos.

Así que sí, soy un vil pecador y me contradigo, supongo porque como dijo no sé quién en mi (en todos) hay multitudes.

Pero voy a hacer un experimento.

Para espetarle al capricho que no lo tiene todo ganado, que esta batalla es suya pero nunca la guerra; y que al menos hoy le voy a dar una bofetada.

El experimento consiste en contener al capricho y no jugar, hoy -que tampoco soy un mártir-. Dejarlo ahí con su precinto. Y a ver si lidiando estas escaramuzas encuentro la motivación que necesito para acabar mi novela y quién sabe si no me veáis de aquí a poco hablando en chino.

A juí!!!

Manué... ¿éste lo retuiteas también no?



jueves, 19 de septiembre de 2013

La cultura de la queja.




    "No sé, imaginad que vais a comprar un ventilador a una cadena donde los ventiladores están tirados de precios, ahí, en el Centro Comercial los Alcores y el chico con el polo rojo que os atiende lo hace con desgana y os da información incorrecta, como que tiene seis aspas en vez de cinco u os confunde a la hora de explicarlos la garantía que cubre por ejemplo un fallo eléctrico pero no el caballito de plástico de tu hijo. Lo más seguro es que dejéis el ventilador a un lado o lo compréis, pero hagáis lo que hagáis lo haréis con un cabreo y a lo máximo que llegaréis es a un circunspecto “quiero hablar con el encargado” para descubrir que a veces hasta los encargados actúan con más desgana que los empleados.

Una de las mayores diferencias que he notado entre nuestras culturas, entre Alcalá y Londres, es el concepto de atención al cliente y los recursos que éste tiene para hacer valer su causa. En el pueblo vas a tomar unas tapitas a un bar y si las tapitas no están buenas o no se ajustan a la cantidad adecuada, vamos que están “pa echarlas a los perros” y encima en vez de una tapa te han servido unas migajas, la mayor represalia consiste en hablar de ello con tus amigos y compañeros y en no volver al lugar si acaso.
En Londres los nativos hacen lo mismo, pero además se lo hacen saber a la empresa. Antes a través del correo postal ahora mayormente con el electrónico. El consumidor británico es un consumidor exigente..."
    En el último articulo aparecido en el Guadaíra Información que he tenido el honor de elucubrar trata sobre cómo "el quejido" una cosa tan española y flamenca puede convertirse, si se le pone cierto maquillaje procedente de las islas británicas, en una herramienta para mejorar la sociedad. Si queréis seguir sabiendo los "¿cómos?" y los "¿por qués?"... pinchad aquí!!! 

martes, 10 de septiembre de 2013

¿Qué diferencia hay entre una pinta de cerveza y una meada?



"En Alcalá, allá donde vayas, para acompañar las conversaciones, unas aceitunas, unas gambas o unas papas aliñás, siempre hay una cerveza y esa cerveza es la Cruzcampo. Normalmente de tirador; en verano de salmuera por si acaso y en la Avenida Santa Lucía. Luego está el botellín, más para la noche, en la terracita o en el bar, un tercio, un cuarto o un quinto, y te distraes quitándole la etiqueta mientras intentas cazar las mirada de la que te gusta. El botellín de Cruzcampo también es figura perenne en todos esos mundiales o europeos donde la roja no alcanzaba más allá de los cuartos o cuando el Betis por fin ganó su segunda copa. La litrona era más para una tarde en la retama con una bolsa de pipas, un viernes en el “cespesito”, o un guiso en los pinos cuando se podía. Y luego la lata, la menos prestigiosa, que la dejamos pa la playa y la neverita.

Yo era hombre de una sola cerveza..."
La religión que más seguidores aglutina en el Reino Unido tiene al pub como lugar sagrado de congregación y aquí las ostias vienen en plural y al final, si la cerveza -verdadero ídolo de adoración- ha corrido en manantiales. De eso va el último artículo en Guadaíra Información, por el amor limpio y puro que los ingleses tienen por las agrias y pálidas. Si quieres leerlo pincha aquí!!!

viernes, 6 de septiembre de 2013

Honrar el pasado.




La tierra que me acoge tiene sus virtudes y defectos, pero entre sus virtudes está la de apreciar su pasado, conocerlo y honrar a sus héroes... el gobierno británico manda a mi pueblo a la familia descendiente de un tipo que quedó ahí enterrado hace doscientos años tras un acto heróico en las guerras napoleónicas, a un soldado y a un corneta para honrarlo con el motivo de la inauguración de un monumento en un cruce de caminos en mi localidad. 

De las guerras deberíamos avergonzarnos, y más de los que las firmaron, nunca de los que murieron en ellas. 

Ya no hablo de honrar y conocer a Don Pelayo o a el Gran Capitán o por poner y llegar al Cid. 

Un paseo por Londres y verás como hay cientos de monumentos que honran a los caídos en las dos guerras mundiales, y allí ponen sus nombres y apellidos. Hasta en la oficina de correos donde voy a recoger los paquetes que no alcanzo hay un placa siempre limpia y lustrada que rememora a los empleados de esa misma oficina que murieron en acto de servicio. Tipos anónimos, muchos adolescentes que empezaban a saborear los placeres de la vida; que fueron mandados al frente por la incompetencia, la ambición, la estulticia, el orgullo y la codicia de unos pocos... como sucede en casi todas las guerras, o debido a como formularía el sociólogo Marvin Harris a una necesidad de expandir el territorio y acaparar los recursos, pero a la postre encabezados por esos ineptos que no han sabido administrarlos, sembrando la devastación por medio. 

Obviamente guerras hubo muchas y cada una tiene sus singularidades y en ellas se establecen sus propias reglas de juego, se define lo que es un héroe o no, pero allende estas peculiaridades, honrar y recordar a los inocentes que derramaron su sangre por ello es lo mínimo que deberíamos hacer. 

Y una nación beliciosa como fue la nuestra ha abandonado esta causa. 

No conocemos nuestra historia, o la tergiversamos según donde nos toque, y así nos va. 

El único monumento que se levanta a mi pueblo para honrar a un héroe es de un tipo nacido en estas islas donde vivo, un tal John Scrope Colquitt. 

Que en paz descanse.


jueves, 5 de septiembre de 2013

Campus Party in London 2013 en 7 fotos.


Hoy pasé la el día en el O2 Arena, en el Campus Party de Londres, a lo que es lo mismo, un par de millares de informáticos de toda clase y condición... de esos que si les abandonases en una isla desierta se quejarían porque no tienen una conexión a internet. Y ahí vimos unas pocas cosas interesantes. 


Como que es 02 es en verdad un tienda de campaña gigante. 



Conocimos al tatatatarabuelo del que cuidará de nosotros o...
 el que nos quitará el trabajo. 



Vimos a un lobo que se había comido a un ordenador.... o viceversa
(no me pregunten por las plantas)



Ahí donde los ven... pasan el 90% en el warcraft, facebook y twitter, 
con el otro 10% del tiempo quizás se hagan millonarios. 



Canary Wharf y sus rascacielos queda a tiro de piedra.



Todo muy bien montado, pero yo eché de menos un stand de esos de masajistas
De hecho fui por el stand de masajistas. 
Tailandesas. 
Pero no había. 
Ni masajistas ni tailandesas. 
Había muchos tipos hablando sobre cosas de las que no entiendo. 
Y la gente les aplaudía. 
Algunos dormían una siesta. 
Pero cuando había que aplaudir aplaudían. 



Y por un rato pude experimentar eso de la fuerza.
Las ondas-vete-a-saber-como-se-llaman de mi cerebro consiguieron levantar 
unos cinco centímetros, durante algo menos de un segundo, 
una pelota de ping pong.
Sólo por lo de ser un jedi por algo menos de un segundo valió la pena,
a pesar de la no aparición de la masajista tailandesa. 



Señores organizadores del Campus Party, piénsense lo de incluir en el presupuesto un stand con masajista tailandesa... los que no saben de ordenadores y los que creen que una aplicación es algo que se pone en el baño se lo agradecerán.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Los Cotswolds.




Esa foto de ahí está tomada en Bourton on the Water, una idílica villa de los Cotswolds.

Ahí estuve hace un puñado de días y como al amigo Jorge de vez en cuando le gusta tener firmas invitadas pues en vez de derramar aquí mis experiencias lo hice allí en Guirilandia 

Así que si os place, mudarse un rato para allá.

jueves, 22 de agosto de 2013

El hastío




Parece ser que los calores están trastocando las cosas este veranito, a lo político me refiero. Tanto en lo local, como en lo nacional y lo internacional. Y es que el mercurio subiendo por la pipeta produce dos reacciones contrapuestas, o eres presa de ese amodorramiento que te obliga a permanecer inactivo o por el contrario se te sube la bilirrubina nublando todo juicio y impeliéndonos a acciones inusitadas, normalmente no muy bien avenidas. 

En la última columna de Guadaíra Información me meto en camisa de once varas, repasando un poco lo que está dando este agosto de sí, y como no, metiéndome un poco con los políticos que parece ser que se está convirtiendo en el pasatiempo nacional. Ya sabes, si quieres seguir leyendo pincha aquí

viernes, 16 de agosto de 2013

Un paseo por Hampstead a la casa de Keats.




Qué tienen en común el futbolista ruso Arshavin, el general De Gaulle, el pintor holandés Mondrian, con el director de Alien Ridley Scott, o los novelistas de cuyas obras más celebérrimas "1984" y "Un mundo feliz"tuve que hacer un trabajo en primero de carrera, Orwell y Huxley respectivamente.

Todos vivieron en Hampstead. Un sitio en donde se pagó la friolera de 50 millones de libras por una mansión.

Un sitio que suena menos que Chelsea porque los ricos de aquí son menos dados a los oropeles. Un lugar de carreteras estrechas, boutiques de pastelitos, mucho ladrillo rojo y árboles por doquier.

Dimos una vuelta y nos pasamos por la casa de Keats, el poeta romántico inglés que como poeta y romántico pues murió joven y de tuberculosis en la ciudad Eterna, pero que parece ser que en la habitación en la que hoy estuvimos compuso lo más vivo de su obra

Un tipo que escribió

"I am certain of nothing but the holiness of the heart's affections, and the truth of imagination"

o para que nos entendamos:


"De nada estoy más seguro que de la pureza del corazón y la verdad de la imaginación"

El acceso vale cinco libras y teniendo en cuenta que el British o la National son gratis puede parecer caro, aunque la entrada es válida para todo un año y en la casa hay recitales, actividades y visitas guiadas de vez en cuando. Quizás valga la pena.

También te puedes dar una vuelta por un pub de pedigrí llamado "The Spanisard Inn" taberna desde la cual el Doctor Van Helsing tomó un carruaje durante el curso de sus investigaciones sobre la misteriosa muerte de Lucy Westenra.

Y si os entra hambre bajando la cuesta de Hampstead High Street hay una crepería mobil ahí casi enterrada en un rincón que debe dar unos crepes que quitan el sentido por la cola de pacientes golosos que los aguardaban, como podéis comprobar en la foto.

Hampstead merece el paseo y si te sobran cincuenta millones seguro que todavía hay alguna que otra mansión disponible.

miércoles, 14 de agosto de 2013

El verdadero motivo por el que los catalanes reivindican la independencia.




Hay referendum por la independencia de Escocia del Reino Unido en el 2014, pero hoy acontece algo mucho más fundamental e importante: un partido de fútbol.

Un partido entre los dos contendientes, un clásico, un Escocia contra Inglaterra.

Y es que levantado, con la mochila al hombro, nada más aterrizar en el centro de Londres he ido observando con cierta extrañeza que el número de hombres con faldas era algo superior a lo habitual. Cuando el vapor del sueño ha ido desapareciendo he comprobado que no eran faldas aquello, sino kilts, o lo que es lo mismo, la falda tradicional a cuadros escocesa.

Y es que ambos equipos revalidaran hoy lo que para muchos historiadores fue el primer partido de fútbol internacional, el que les llevó a enfrentarse en Glasgow el 30 de Noviembre de 1872 con un resultado de empate a cero. Como curiosidad que este primer envite se jugó en un estadio de criquet, el de Hamilton Crescent. También anecdótico que el primer partido internacional se disputara entre dos selecciones que técnicamente conforman el mismo país; pero es que claro, las federaciones inglesas y escocesas son harto más antiguas que la propia FIFA así que no era de recibo decirle a los de las islas, que encima inventaron el fútbol -con permiso de los incas y mayas-, que ahora tendrían que marcar y encajar goles bajo la Union Jack.

Cuatro mil almas fueron las testigos de aquel empate; muchos más y sólo escoceses son los que hoy he visto congregarse en Trafalgar Square, con sus cánticos, banderas, bufandas, faldas y colores. Y como que desde mi viaje a Escocia éstos me caen muy bien, casi que me han entrado ganas de sumarme a gritar con ellos y cagarme en los ingleses y todo lo inglés.

Luego he caído de lo impropio de tal arrebato, puesto que sería como si al observar una congregación de catalanes en Sol, con sus señeras, castells, butifarras y colores me hubiera unido a ellos para cagarme en los españoles y lo español.

Y claro, yo me siento muy español: alcalareño, sevillano, andaluz, español, europeo y humano... esos son mis círculos concéntricos que utilizo como una baraja y así con quién me encuentre saco la identidad que más congenie; es por eso que para mí la última es la más importante, la que me hermana con todos.

No sé, yo creo que aquí en las islas llevan con mucha más naturalidad eso de la identidades y los nacionalismos; como prueba es que ellos van a poder votar si siguen o se apean. Así que a lo mejor los políticos de Madrid que tanto miedo le tienen al referendum y a la expresión democrática del pueblo deberían darse una vuelta por aquí y ver cómo los escoceses se plantan en todo el centro de Londres colapsando el tráfico sin que se produzca ningún altercado ni escándalo público y sin que un puñado de políticos echen espumarajos por la boca.

Aunque a la postre, lo que yo de verdad sospecho, es que todo este negocio de la independencia no es más que una excusa, una cortina de humo para ocultar el verdadero objetivo, el verdadero deseo, que no es otro que poder disfrutar de una selección propia de fútbol, quién sabe si ganar un europeo o un mundial, porque como todo el mundo sabe y parafraseando a Bill Shankly, antiguo entrenador del Liverpool, no es que el fútbol sea una cuestión de vida o muerte, es que es algo mucho, mucho más importante que eso.


jueves, 8 de agosto de 2013

La peor plaga del verano





El verano ya está aquí. Ahora es cuando se ponen a prueba esas dietas con o sin agua caliente o las horas invertidas en el gimnasio y en las clases de pumping bumking triking salting idioting. Y el verano trae la ralentización a la que “la caló” obliga, por Alcalá ya estáis 40º y aquí en Londres por sorpresa llevamos más de una semana rozando la barrera psicológica de los 30º. Pensaréis, “¡bah! ¡Eso no es nada!” Pues es mucho, el calor aquí se sufre que no veas. Por lo pronto no existe el aire acondicionado, así que se recurre al vetusto ventilador, y no hay azoteas, o patios o terrazas donde descansar los huesos a la fresquita; por no mentar que los edificios están ideados para conservar el calor y no para repelerlo. Pero no me voy a quejar, los Londinenses, por eso de parecerse al resto de la raza humana, viene a protestar por aquello que hasta hace unos días reclamaban; todo el día quejándonos de que ausencia de sol y ya más de uno aquí está levantando la voz contra la deserción de las sempiternas lluvias y los lóbregos cielos encapotados...
De qué hablare en este artículo, de insectos, de venganzas bíblicas o de una entidad que cada verano, particularmente, viene a derramarse por la ciudad en la que vivo... para descubrirlo, pincha aquí. 

martes, 6 de agosto de 2013

Un garbeo por Gante




Hace un tiempito estos amigos se mudaron a Bélgica, a la parte flamenca, allí donde hablan holandés, el país de las papas fritas.

Ya se les debía una visitilla, y no es que me hiciera de rogar, es que el año está siendo algo más ajetreado de lo esperado.

Además de verlos y que me enseñasen su mundo, es que yo quería estar un rato con ella. La Martita, mi vecina, mi amiga.

También me tope con la hermana, la pequeña, la que hasta hace ná era una niña; y la tía está ahí que lo va a romper en Barcelona.

Me gustó comprobar que el Dani sigue igual de "grande" que siempre, y aunque no le llevara un "pato" sabe que se lo pagaré con una pinta, más pronto que tarde.

Y descubrí con placer a sus amigos, aunque me faltan un par importantes, me fui de allí con la confirmación de la regla de que la güena gente se aglutinan allí donde vayan.

Fueron un puñado de días guapos, determinados por una primera noche como las de antes, de juerga total y recogida al alba. Y luego vinieron paseos, charlas con cervecitas, olvidos en un restaurante Griego, mucho helado y para culminar, gazpacho, tortilla española y empanada argentina.

Así me volví en el tren, con una sonrisa que todavía no se ha borrado, porque uno sabe y con los años aún más, que amigos así son el verdadero tesoro.

Martita, gracias, como siempre.