viernes, 25 de diciembre de 2015

Que nos quiten lo bailao!!!!



Uno no puede decir muchas cosas nuevas sobre las Navidades. Está todo dicho. Desde los que la elogian como una época de fraternidad a los que la critican por su hipocresía. Los que la disfrutan como una fiesta donde uno va de farra en farra a los que la viven en su fundamento religioso. Los que descorchan champán, a los que no les llega apara celebrarla, los que añoran a los seres queridos que faltan...

Cada uno barre para dentro sus Navidades.

Yo, repaso el año.

No soy muy original, claro, es lo que se suele hacer cuando en unos días el calendario pasa página.

2015 ha sido muy especial. Y he llegado a la recta final casi exhausto. Criar a un niño es la experiencia más desafiante que jamás he realizado. Mi respeto ya había prendido con aquellos que tenían hijos, y si cabe, la admiración que ya profesaba por las que con cierta altanería a veces llamamos "amas de casa", ha engordado hasta límites insospechados.

Los tiempos cambian, gracias a Dios, y por ahí poco a poco se van viendo más "amos de casa". Aunque para ser precisos, en nuestro caso, mi señora y yo lo gestionamos en equipo. Ese es nuestro espíritu y así lo entendemos.

Orión se lo ha pasado de puta madre, creo.

Y en cierto modo quería aprovechar estas fechas tan señaladas para dar las gracias: a estos que veis en la foto y a alguno que falta.

Sin ellos este año habría sido muy duro.

Son nuestra pandilla.

En estos doce meses hemos compartido toneladas de horas en los playgroups, en el parque, en la biblioteca, de paseo, en un café y sobretodo nos hemos apoyado y divertido.

El azar, y un poco de mala leche del destino, han dibujado un Diciembre un poco triste. Nuestro clan se ha dispersado. La vida los ha lanzado a distintos sitios. Unos regresan a España, otros empiezan guardería, unos se van a vivir debajo del río y otros a buscarse las habichuelas a Estambul...

Sin ellos no va a ser lo mismo.

Y de entre ese grupo, a los que yo creo Orión más va a añorar son a estos tres pistoleros.



Lawrence, Valentino y Marc. Sus tres primeros amigos. Los que la ventura les hizo emigrar el mismo día, un 15 de Diciembre umbrío de los que suele hacer por aquí. ¿Cuántas posibilidades para que eso ocurra?

Era verlos y a mi hijo se le iluminaba la cara, ponían el piloto automático, y la tarde, o la mañana o el rato que fuera se pasaban en un suspiro.

Yo también los voy a echar mucho de menos. Por ellos mismos. También porque en su compañía Orion se olvidaba de las mil gilipolleces que se conciben dentro su mente de niño diseñadas para putear su padre.

Ha sido un privilegio, un placer, compartir con todos ellos este maravilloso año. Y comprobar como,  incluso desde muy pequeño, se van cimentando las bases de la amistad. Una amistad pura y honesta, privada de falsedades e imposturas, como la amistad debería siempre ser.

Durante el último mes Orión intensificó sus horas de juego con Lawrence, así que un servidor pudo reunir material suficiente para juntarlo en tres minutejos. Ahí os dejo el video. Quizás viéndolo, entendáis mejor de lo que estoy hablando.


L&O from calvanki on Vimeo.

Muchas gracias, pandilla. Os vamos a echar mucho de menos...

...pero...

QUE NOS QUITEN LO BAILAO!!!!

La vida hay que disfrutarla a tope, exprimirla con la generosidad de quién sabe lo que vendrá mañana. Un abrazo fuerte a todos.

Y por supuesto, feliz Navidad, año nuevo y fiestas para ustedes y todos los demás!!!


lunes, 21 de diciembre de 2015

El día en que Beyoncé ganó a Lou Reed, una particular reflexión sobre el 20D.




El otro día hice una encuesta en el trabajo. 

La pregunta era ¿Si conocían a Lou Reed y o a Beyoncé?

Entre un colombiano, 3 lituanos, 4 polacos, 1 boliviano, 1 italiano, 2 taiwaneses, 1 checo, una venezolana, una marroquí, una brasileña y un español, estos fueron los resultados: 

8 no conocían a Lou Reed pero sí a Beyoncé. 

0 conocían a Lou Reed pero no a Beyoncé. 

7 les conocían a ambos. 

2 no conocían a ninguno. 

No sé realmente a que obedeció esta encuesta, me levanté así por la mañana. Cada uno que saque sus conclusiones, la mía: es una pena que sólo siete personas conozcan al autor de "walking on the wild side"

Y como amante de Lou Reed, eso mismo me dispongo a hacer, caminar por el lado salvaje, al compartir mi particular reflexión sobre la jornada electoral que acabamos de padecer. 

Lo primero y justo, corresponde poner las cartas sobre la mesa. 

He votado a Podemos. 

Antes de que a alguien le salten los resortes de Venezuela, Cuba, y los cuatro jinetes del apocalipsis, la ruptura de España y to la pesca, le invito a entender mis razones. 

He sido votante en blanco desde que tengo uso del derecho de votar. No me identificaba con ningún partido, y ya indiqué en las últimas Europeas mis razones para el cambio. En definitiva encontré un partido, Equo, que por fin definía mis inquietudes y en el que me sentía -de manera diáfana- representado. Equo es un partido ecologista. 

Y Equo ha confluído con Podemos. 

Además de esa razón poderosa, hay otras de menor intensidad. Los de Podemos son gente de mi generación, es un partido nuevo, fresco, que junto a Ciudadanos -que también me tentó, lo que pasa que para mi gusto, ha derivado hacia un liberalismo demasiado capitalista y estoy convencido que el capitalismo hay que superarlo- venían a dinamitar el status quo y eso que hemos bautizado como la dictadura del bipartidismo, el cambio de cromos y de esas estructuras que en vez de estar al servicio de lo público, estaban diseñadas para su sangría y provecho personal. 

Lo primero que me llama la atención es la inundación de opiniones catastrofistas -lo mismo que ocurrió en los comicios de Andalucía- de los votantes de Podemos, IU e incluso de alguno de Ciudadanos: que si vaya tela, que no hay cambio, que al final ganan los de siempre, que son todos unos idiotas, que no vuelvo a España, que me voy de ella; en definitiva, un sinfín de lamentos improductivos a golpe de tuit. 

En la península somos muy dados al dramatismo y al airear la mierda a la mínima ocasión. Vamos, que se nos va la fuerza por la boca. 

El bipartidismo ha quebrado, se le han restado la mitad de los apoyos y eso es un espectacular avance si tenemos en cuenta que todo el tinglado empezó hace apenas dos años. 

Ahora tenemos un parlamento fraccionado y una ocasión formidable para aprender. Los políticos y nosotros. 

Los políticos para entenderse, para caerse del burro y aprender que la política no es una juego de decretazos, sino de negociaciones y consensos. Y nosotros aprender que no podemos permitirnos el lujo de dejarles a la deriva, el poder es tentador y sus mieles irresistibles. Quizás aprendamos de una vez por todas que la democracia no consiste en ir cada cierto tiempo a perder cinco minutos depositando una papeleta para luego dirigirse raudos a la cafetería más cercana a tomarse unos churros; o a quejarse amargamente en la barra de un bar mientras se arregla el mundo. 

Ojalá, de paso, también todos aprendamos un poquito de humildad. 

Si es cierto que me sorprende un poco el aún poderoso apoyo que ha respaldado la gestión del Partido Popular y que no se haya producido del todo ese trasvase de votantes a Ciudadanos. Espero que el tropezón les haga sentirse menos seguros y altivos y que empiecen a tomarse en serio la corrupción que les recome las entrañas y tengan la valentía de jubilar a Rajoy. Tomen nota, señores del PP, que su nicho de votantes se encuentra fundamentalmente en los mayores de sesenta y cinco años, y ellos ya no tienen el tiempo en sus manos.  

Fuera cual fuese el reparto de votos, yo seguiré diciendo lo mismo: no me fío de ustedes, políticos; sean el partido que sean y creo que ese es mi deber como ciudadano. 

El mundo se enfrenta a muchos desafíos, es la hora de la honestidad y tengo la esperanza de que todos sepamos estar a la altura. 

La foto que encabeza el post pertenece a la iglesia donde voy con mi chiquillo los miércoles, allí juega con otros chiquillos, patadas, gritos, llantos y carcajadas... esa es la música que se escucha cada semana allí. 

Ojalá un buen puñado de ellos sepan, el día de mañana, quién fue Lou Reed. A mi me toca seguir haciendo encuestas estúpidas en el trabajo y esforzarme para legarles un futuro digno. 

Eso es siempre lo que nos jugamos.  




jueves, 12 de noviembre de 2015

Un voto más el 20 de diciembre.


Mi madre me inculcó la importancia de la democracia, eso que cuando era un snob púber me sonaba a perorata: "que yo corrí mucho delante de los grises para que tú pudieras votar".

Y a pesar de que desde que estoy en Londres alguna que otra elección me he perdido, esta no la podía dejar pasar.

Se juegan muchas cosas. Y como siempre, un poco cada vez más el futuro.

Voto rogado from calvanki on Vimeo.


sábado, 9 de mayo de 2015

Disquisiciones a tenor de unas elecciones en la tierra del té a las cinco.







Yo estaba tirando comandas antiguas en la papelera cuando María me cogió del brazo y miró fijamente. Con esa voz tan propia suya, entre severa y aleccionante me dijo: ...

María es Italiana, napolitana si concretamos, y gracias a ella se me ocurrió la idea de elaborar una singulares estadísticas sobre las elecciones que se estaban llevando a cabo en mi patria de acogida: El Reino Unido.

Como ya sabéis, supongo quizás, han ganado los Conservadores, el PP de aquí, dejando en entre dicho a los que elaboran estadísticas, esos Mortadelos de los números, que vaticinaron que o empataban o perdían por los pelos contra los laboristas -los sociatas guiris- y al final han ganado de goleada, sacando mayoría absoluta.

Y como a mi se me da muy bien hacer de Mortadelo, y ya tengo gafas de fábrica, la cosa es que en mi lugar de trabajo sobre un espectro de 15 encuestados, resulta que siete no tenían ni idea de lo que se estaba cocinando en el país en el que viven. Y de los ocho que si lo sabían me quedo con tres respuestas, Sergei, un croata italiano, me confesó que se enteró por google esa misma mañana, ya sabéis, el logotipo del buscador de buscadores que de vez en cuando cambia dependiendo del acontecimiento de rigor y que os he puesto ahí arriba, porque soy así de majo. Selene, una italiana lo supo porque vio mi perfil del Facebook donde más o menos venía a decir que en UK no podía votar porque su Reina no es mi Reina. Mi señora esposa sí que puede. Es curioso, lleva menos años en el país, y resulta que su derecho a permanecer en él le fue concedido cuando la tía loca me dio el "si, quiero" pero a la hora de votar, ella como Australiana de la Commonwealth y súbdita de su majestad Elisabeth II pues como que si que la permitieron poner su papeleta en la urna. Y por último Darío, un taiwanés de nombre impronunciable que tiene la cortesía de cambiárselo para hacernos la vida más fácil a sus compañeros, que se ha revelado como un fan de Cameron, el primer ministro descorcha botellas de felicidad, y que se me ha revelado como un entendedor del panorama político británico de primer orden.

En realidad, a expensas de Darío, la mayoría estaban poco interesado en las elecciones. Eran como Pei-Fen, otra taiwanesa que nos miraba entre asombrada y luego aburrida cuando Darío y yo discutíamos de política mientras el colocaba una gamba sobre un bloque de arroz y yo limpiaba una mesa en las que cuatro niñas pijas se habían transformado en pequeños cerditos durante lo que les ocupó su comida.

Es curioso como funciona el cerebro, estuve comentando con una cliente habitual, que suele venir todos los jueves y se toma un crispy chilli squid con un pino grillio si está contenta o con coca cola light si le entra mala conciencia, cómo tu materia gris selecciona lo que le interesa y simplemente ignora lo que no. Es imposible sustraerse al ruido mediático que cualquier elección que se precie produce, periódico, twiter, carteles, radio, televisión, internet, banners de publicidad en las páginas del internete, gente hablando en la calle, cartas que se agolpan en el buzón de tu casa. Pues tu cerebro, que es bastante más listo que tú, si sospecha que a ti te la flinfla o te la suda tres pueblos porque eres un Rumano hijo de Polacos que ha venido a cortar pescado porque tu sueño es montar el primer sushi bar en tu pueblo, pues te ahorra disgusto y simplemente ignora aquellos estímulos o signos que te informan de que en el país en el que cortas pescado se está decidiendo quién va a tomar las decisiones. Es lo mismo que pasa cuando de repente caes en algo en lo que nunca te habías fijado, para descubrir con asombro que te lo encuentras en todas partes. Siempre estuvo ahí, lo que ocurre es que tu cerebro hasta entonces no se le había puesto en las narices procesarlo.

Eso me lleva a pensar en lo que siempre he sospechado. Que la democracia cojea, cojea precisamente por ese lado. ¿A cuántos les interesa la política? ¿Cuándo sabemos que alguien es competente para votar? Por ejemplo Arthur, un polaco taco de güena gente, medio en broma medio en serio, me dijo - discutiendo con él sobre cómo diablos no podía saber que se estaban celebrando las elecciones- que a los "viejos" no se les debería dejar votar, que pa qué, si se van a morir y votar es sobre el futuro, sobre lo que pasará en el futuro y de qué manera vamos a afrontarlo y que a los viejos qué les importa ya, si ni siquiera se les levanta. Debido a nuestra, para mi lamento, gran diferencia de edad, no me atrevía a preguntarle quienes eran para él los "viejos".

Pero aparte chascarrillos, con la democracia yo he tenido siempre el mismo problema, y es que cómo pueden valer los votos todos iguales, como puede puede tener el mismo valor el voto de pongamos, una mujer de treinta años, pelirroja, informada, culta, activa políticamente, sensata y con mucho sentido común y ya puestos imaginar con dos buenas peras, con la de un tipo mal informado, impertinente, inculto y pasota que seguro que si la ve pasar por la calle la silba y le dice cualquier guarrada. Es un sin sentido, y estoy hasta el nabo que siempre cuando saco la conversación me estampen la fracesita que le atribuyen a Churchill, esa que dice algo así que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos. El taxista que me llevaba de vuelta a casa, un tipo de Dorchester si entendí bien, con el que estuve hablando de todas estas cosas, fue el que la saco a colación. No es la primera vez que lo hacen. Y a mi, que queréis que os diga, me sienta como un tiro, porque es como que te digan: oye, deja de calentarte la cabeza, que lo que es es lo que es y lo que hay lo que hay, y que mañana saldrá el sol por Antequera. Pues no coño, que sea el menos malos no quiere decir que no sea memorable, ¡carajo! Pero claro, a quién le importan mis calentones de cabeza.

Cambiándonos el uniforme, Arthur, el que no quiere dejarle votar a los viejos, parecía que se le había quedado algo ahí por decir, y de repente me suelta todo solemne: "La ilusión de la democracia, eso es lo que nos venden, una ilusión, como un truco de magia que nos cuelan -que nos la meten doblá, si me permiten la licencia poética de cosecha propia- cada cuatro años votamos, pero al final nada cambia, siempre son los mismos, y dentro de otros cuatro años igual". Yo creo que se estaba justificando por el tema de que no tenía ni puta idea de que había elecciones y el tocapelotas del Álvaro, entre sushi y sushi le iba preguntando a todo Cristo lo mismo

Total, que han ganado los Conservadores. Aquí tienen un sistema que me rió yo del nuestro. Si el ibérico está servido para hacer valer el bipartidismo ya el de UK ni te cuento. Aquí se divide el mapa electoral en circunscripciones, cada una se traduce en un escaño, uno sólo, el que gana, los demás votos corrían la misma suerte que aquellas comandas que yo estaba tirando a la papelera cuando María, la napolitana, me lo impidió cogiéndome muy seria del brazo. El tipo que va al parlamento a orar y oír, aplaudir y vociferar, que por cierto está obligado a pasar un día a la semana en su demarcación a oír las quejas de las abuelitas que piden dinero para equipar mejor a los bomberos que rescatan a sus gatitos de los tejados, es porque ha tenido la suerte de que en su demarcación le han votado a él. Hay seiscientas y pico demarcaciones y por lo tanto seiscientos y picos escaños así que si un partido saca sólo seiscientos y pico más votos que el otro, dividiéndolos uno en cada demarcación haciéndolo ganador, resultaría que el parlamento estaría formado por sólo políticos del mismo signo. Eso explica que el UKIP, ese partido que nos quiere echar a todos a patadas y que en los pubs se vuelva a prohibir la música, teniendo más o menos un 10% de los votos, casi cuatro millones de tipos del perfil del que antes hablábamos de decir guarradas a tías pelirrojas, haya sacado sólo un escaño.

De hecho lo del UKIP podría explicar la victoria arrolladora de los conservadores. Como hay que votar tácticamente, porque si votas verde, por ejemplo, en una circunscripción donde la cosa está entre laboristas y conservadores, sabes que tu voto literalmente no vale más que el papel del water con el que te suenas los mocos, o aquellas pobres comandas que yo estaba desechando, pues quizás tengas la tentación de votar laboristas, que no te molan, pero que los prefieres mil veces antes que a los conservadores. Pues los votantes del UKIP que se presumían incluso más, han preferido no restarle votos a los que de verdad tenían opciones de ganar, por miedo a que los de la rosa volvieran a formar gobierno y despilfarraran su dinero en cosas tan inútiles como un servicio sanitario universal. Eso o que Cameron les ha prometido que dentro de dos años hace un referéndum pa ver si nos quedamos en Europa. Espero que para ese si me dejen votar. Dentro de dos años quizás tenga que hacer las maletas

Más lecciones que he aprendido: Milliband, Clegg y Farage han renunciado, se las piran. La cagada del primero: dejar a los laboristas con el peor resultado desde que las gallinas no ponían huevos. La cagada del segundo: dilapidar cincuenta y tantos escaños que se han quedado en unos famélicos nueve por culpa de meterse en la cama con quién no debía. La cagada del tercero, el líder de los ultraderechistas del UKIP: ni siquiera ser capaz de ganarse el escaño por la circunscripción por la que se presentaba. Nada escandaloso si se compara con lo nuestro, no hay sobres bajo la mesa, ni sedes pagadas con dinero negro, ni "Luis, se fuerte", ni mordidas o comisiones millonarias, tramas corruptas o bolsos de Louis Buttom de por medio. Renuncian por lo que entienden ha sido un trabajo mal hecho, un fracaso ante su electorado. Sí, lo que oís. Yo todavía me estoy pellizcando, tengo el antebrazo ya con cardenales y todo porque por más que lo intento,  mi cerebro no atina a creérselo: se van porque simplemente no han hecho bien los deberes.

Otra cosa a resaltar cuando fui con mi mujer a votar, porque a mi me habían tachado de la lista, por mucho que yo les dije que yo le juraba allí mismo a su reina fidelidad, que total, a mi la barba de tres días de mi monarca no me mola, y prefiero a la tipa que es capaz de estar estampada en la taza de te en la que desayuno todas las mañanas, al final uno la toma como por alguien de la familia. Pero no coló. Así que le rogué a mi mujer que votara laborista, no por nada, porque los laboristas por lo pronto no se quieren largar de la UE, y porque decían que pensaban gastarse más en asistencia social y en guarderías. Teniendo en cuenta que aquí llevar al nene a la guardería cuesta 15 euros la ora, lo que hace un montante de unos 1500 o más al mes, pues no nos vendría mal a mi señora y a mi un Prime Minister que nos echara un cable con los gastos, porque lo que es ahora, ahorita mismo, no nos lo podemos ni siquiera permitir. Pues ahí que va la rubia dirigiéndose a la mesa y le dijo "jope, nos hemos olvidado tu pasaporte" Ella mira extrañada y sigue pa adelante. Le dice al de la mesa su nombre y donde vive y este le da la papeleta. Marca la casilla, la deposita y nos largamos. Si señor, ni DNI ni ostias, ni papas fritas. Aquí se fían de la peña, como cuando me fui a sacar el carnet de conducir.  Yo en esto estoy con mi colega el Búho, que me dejó una reflexión que lo copio del Facebook: "¿Y allí no se les da nunca el problema de que un desaprensivo se haga pasar por su vecino y lo deje sin votar a él??"

Pues, Búho, parece ser que no, que no tienen ese problema.

Bueno, y el día después de las elecciones, ósea ayer, en el curro, cuando detectaba que tenía ante mi una mesa de British les preguntaba: "¿Están ustedes hoy tristes o contentos?" para sondear un poco por donde iban los tiros en mi barrio y he de decir que los de Notting Hill que fueron al Itsu el Viernes después de las elecciones (por cierto, otra diferencia, se celebran en día laboral) son arrolladoramente tories.

Y así fueron las cosas, uno no sabe si la democracia es el sistema, si dentro de dos años le van a echar de su casa y de su país adoptivo, pero lo que si tuve ciertamente claro, porque allí estaba Maria para recordármelo, la napolitana, con su voz entre severa y aleccionante, era que estaba tirando las comandas en la papelera equivocada, que aquella era para el reciclaje del vidrio.

Yo la miré avergonzado, silbé distraído y pensé, "vaya bochorno, yo que decía que pensaba votar verde"


miércoles, 4 de marzo de 2015

A walkabout


Un walkabout es como se conoce al rito iniciático de los aborígenes Australianos. Más o menos consiste en tirarse unos meses en el desierto sin más compañía que la propia, dando paseos pa arriba y pa abajo. Cuando lo finalizas, te has convertido en un hombre.

Los Walkabouts son también una cadena de pubs australianos a la conquista del mundo. Suelen tener pantallas grandes donde retransmiten cualquier evento deportivo que pueda reunir a un puñado de gente a beber cerveza. Yo he acabado alguna vez intoxicado en alguno de ellos. Y recuerdo especialmente uno cerca de Cambrigde Circus, testigo de mis primeros pasos londinenses, cuyo edificio era una antigua Iglesia.

Este fue el primer viaje de muchos otros venideros de Orión a su tierra. Y ahí podéis juzgar por el video como se lo pasó el lobito!!!


A walk about!!! from calvanki on Vimeo.