Uno no puede decir muchas cosas nuevas sobre las Navidades. Está todo dicho. Desde los que la elogian como una época de fraternidad a los que la critican por su hipocresía. Los que la disfrutan como una fiesta donde uno va de farra en farra a los que la viven en su fundamento religioso. Los que descorchan champán, a los que no les llega apara celebrarla, los que añoran a los seres queridos que faltan...
Cada uno barre para dentro sus Navidades.
Yo, repaso el año.
No soy muy original, claro, es lo que se suele hacer cuando en unos días el calendario pasa página.
2015 ha sido muy especial. Y he llegado a la recta final casi exhausto. Criar a un niño es la experiencia más desafiante que jamás he realizado. Mi respeto ya había prendido con aquellos que tenían hijos, y si cabe, la admiración que ya profesaba por las que con cierta altanería a veces llamamos "amas de casa", ha engordado hasta límites insospechados.
Los tiempos cambian, gracias a Dios, y por ahí poco a poco se van viendo más "amos de casa". Aunque para ser precisos, en nuestro caso, mi señora y yo lo gestionamos en equipo. Ese es nuestro espíritu y así lo entendemos.
Orión se lo ha pasado de puta madre, creo.
Y en cierto modo quería aprovechar estas fechas tan señaladas para dar las gracias: a estos que veis en la foto y a alguno que falta.
Sin ellos este año habría sido muy duro.
Son nuestra pandilla.
En estos doce meses hemos compartido toneladas de horas en los playgroups, en el parque, en la biblioteca, de paseo, en un café y sobretodo nos hemos apoyado y divertido.
El azar, y un poco de mala leche del destino, han dibujado un Diciembre un poco triste. Nuestro clan se ha dispersado. La vida los ha lanzado a distintos sitios. Unos regresan a España, otros empiezan guardería, unos se van a vivir debajo del río y otros a buscarse las habichuelas a Estambul...
Sin ellos no va a ser lo mismo.
Y de entre ese grupo, a los que yo creo Orión más va a añorar son a estos tres pistoleros.
Lawrence, Valentino y Marc. Sus tres primeros amigos. Los que la ventura les hizo emigrar el mismo día, un 15 de Diciembre umbrío de los que suele hacer por aquí. ¿Cuántas posibilidades para que eso ocurra?
Era verlos y a mi hijo se le iluminaba la cara, ponían el piloto automático, y la tarde, o la mañana o el rato que fuera se pasaban en un suspiro.
Yo también los voy a echar mucho de menos. Por ellos mismos. También porque en su compañía Orion se olvidaba de las mil gilipolleces que se conciben dentro su mente de niño diseñadas para putear su padre.
Ha sido un privilegio, un placer, compartir con todos ellos este maravilloso año. Y comprobar como, incluso desde muy pequeño, se van cimentando las bases de la amistad. Una amistad pura y honesta, privada de falsedades e imposturas, como la amistad debería siempre ser.
Durante el último mes Orión intensificó sus horas de juego con Lawrence, así que un servidor pudo reunir material suficiente para juntarlo en tres minutejos. Ahí os dejo el video. Quizás viéndolo, entendáis mejor de lo que estoy hablando.
L&O from calvanki on Vimeo.
Muchas gracias, pandilla. Os vamos a echar mucho de menos...
...pero...
QUE NOS QUITEN LO BAILAO!!!!
La vida hay que disfrutarla a tope, exprimirla con la generosidad de quién sabe lo que vendrá mañana. Un abrazo fuerte a todos.
Y por supuesto, feliz Navidad, año nuevo y fiestas para ustedes y todos los demás!!!
2 comentarios:
Me encanta! Me guardo todos los momentos vividos. Abrazos familia!
Nosotros también conocimos a esta pandilla de Boys Scout en London, y queremos felicitar a sus papás, mamás y nannys por lo que en ellos sembraron; algo que de una manera inconsciente siempre llevarán puesto; cosas de las más importantes que se pueden enseñar a un niño, a un ser humano: la alegría de la amistad, del juego, del respeto, de la tolerancia, de la renuncia a esto que " es sólo mío", y otro montón de cosas más, ... Nunca ese puñado de mocosos sabrá en su justa medida cuán grande y cuán importante fueron esos meses del 2015 en su vidas; pero, sin duda, "nadie les quitará lo bailao".
Claudia&Jesús.
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