lunes, 31 de enero de 2011

No estoy preñado.



Vale sí, tengo el blog abandonado.

Y no, no estoy preñado, por muchas cunas y ecografías que peregrinen por mi muro del facebook.

Estuve ocupado.

Robando una bufanda que devolveré para que me la regalen luego y que su dueño no pase frío en sus últimos días londinenses, sigo comiendo mucho pescado, fundamentalmente salmón, me visitaron en el trabajo para darme una tarjeta de visita con un Pokemon impreso en una de las carillas, hice fotos a farolas y a mis pies, vi como casi dos tías se dan un pico con los labios rojos por el vino, mareé en la Tate Britain siendo impresionado por los Turner, Blake y Constables y me reuní otra vez con Ofelia, vi una cañería reventarse y como de repente una espontánea fuente regaba la calle, fui a montar una cuna que al final no monté porque el señor que vino a ponernos una vitro nueva tardó más de lo oportuno pero no más de lo necesario en ponerla, he planchado unas pocas de veces, aunque un día fui sin la camisa planchada, traduje mis títulos pero todavía he de ir al consulado, pero es que las colas me traen siempre malos recuerdos, me pasó una de esas cosas que ocurren aká, en un autobus, una inglesa con pestañas postizas, un suizo algo mariquita y yo hablando de libros y películas mientras volvíamos a casa, me he comido un perrito caliente con cebolla carbonizada y le di unas tips de una libra al del guardarropas, que aguantan lo suyo, todo el día intentando regatear con ellos, sermoneé a uno porque lloraba en su blog que no le comentaban, he decidido muchas veces ir a pelarme y todavía sigo con estos malos pelos, he disfrutado de algunas movies-pero eso siempre pasó, pasa y pasará, no es ninguna novedad-, he hecho que una polaca me odie, he despedido a la Meredith que justo hoy volaba a kangurolandia, he limpiado el baño pero el David me ha dicho que no lo hice bien, he regalado un chorizo, me he dejado siete veces la llave en la taquilla y he cerrado otras siete un grifo que goteaba (que por cierto, siempre se lo deja abierto el que me dice que no limpio bien el baño), con no pocos malabarismos cerré el que espero sea el último día de rodaje de nuestro corto, he querido hacer algo especial para un amigo pero todavía no he empezado -pero lo haré-, he conseguido que siete, y dentro de poco ocho personas se lean un libro gracias al post ese que está ahí abajo, edité un video guardándolo en el móvil para que el Bastien se tragara sus palabras cuando no se creyó que logré el año pasado que un vagón del metro cantara villancicos -me refiero evidentemente a los pasajeros del vagón, no que el vagón mismo cantara el villancico-, hice una botellona con frio y vino, me he apuntado a clases de fisiología comparada de las religiones planetarias de confesión ateista, he bailado y me han pegado un toke mientras bailaba, y una chica así en plan gordita se refregó contra mí, por la espalda, y yo creía que me violaban de una manera acolchada, eché de menos algunas cosas, como a mi ex-marido el que sí está preñado, dando por culo por aquí por la casa, he levantado un par de polémicas y cerrado alguna otra, he conocido a gente nueva, he olvidado escribirle un mensaje al Anibal, cosa que haré en cuanto deje de escupir palabras, me he cortado las uñas, he consolado a un compañero que lo está pasando mal por lo que está ocurriendo en Egipto, he abrazado y con los abrazos siempre pasa lo mismo, que daría muchos más; he aparcado algo mi novelita, pero mañana tengo la tarde libre y algo de la noche y pienso retomarla por la cola de atrás, hubo un día que dormí doce horas porque mi cuerpo se estaba diciendo a si mismo: silencio; he intentado dejar de fumar durante cuatro horas, diecisiete minutos y algún que otro segundo, he visto como una chica se maquilla pero lo que me hubiera gustado es verla desmaquillarse, escuché música y ahora la banda sonora de este interminable párrafo es NIna Simone, corriendo la canción "Tomorrow (we will meet once more)", he tocado un ombligo, y he visto como los demás bailaban salsa, se me ha pasado comprar azúcar y el te que bebo está desazucarizado, me han recomendado un libro "the curious incident of the dog and..." que me pienso leer en cuanto me acabe Fever Pitch, dije un par de mentiras piadosas y creo que a mi también alguna que otra me contaron... reí, salté y cagué y como todo ser que respira, tuve que beber agua. En fin, estuve algo ocupado con la vida.

Pero intentaré seguir escribiendo con algo más de asiduidad.

domingo, 16 de enero de 2011

One day by David Nicholls.



I have really really REALLY enjoyed that book. I really, really, REALLY recommend you. I don´t like read "romances" and this book is a romance. That book sucked me. Read it, read it, read it. As the "Times" said: it´s a wonderful, wonderful book.


Un día harto ya de ver a un montón de peña leyendo el mismo libro (tres o cuatro, pero tres o cuatro leyendo el mismo libro ya son multitud) me acerqué a un cliente.

-¿Está bien ese libro?

Entonces, la chica, rubia, refondona, con cara de simpaticota, soltó la retaíla típica de lovely, brilliant, etc, etc, etc.

Acto seguido dije

-¿Y de qué va?

La respuesta quebró por completo las todavía inmaduras ganas que me había entrado de leerlo. Fue taxativa y suscinta: es una novela romántica.

PUAJ!!!!

Tres o cuatro semanas después me iba para Alcalá, navidades, ya sabéis. Paré un segundo a comprar un libro en la tienda de segunda mano, ya que el tenderete que tenían en la calle me llamó la atención. Y ahí estaba, con esa portada blanca y naranja que no deja indiferente. Tenía algo de prisa y era ese libro o uno que describía la realeza inglesa, otro que hablaba de patos, uno de como regar plantas, Cumbres Borrascosas que ya había leído (por cierto, novela que también se podría catalogar como romántica en cierto sentido) y una autobiografía de una famoseta que sospeché sería como la Teresa Campos de las islas. Iba con prisas, iba a no comprarlo, pero resulta que vi en una esquina las palabras "Big, absorbing, smart". Uno ya sabe como se las gastan estos publicistas para vender cualquier cosa, pero resulta que debajo de los calificativos estaba el nombre de Nick Hornby. Y ese tipo es un tipo en el que confío. Así que lo compré, total, iban a ser dos o tres libras na más.

Y empecé a leerlo, primero en el metro, luego en el tren, en el aeropuerto, en el avión y en cuanto llegué a Alcalá lo dejé por completo.

En la última semana se ha convertido en el primer libro que me ha enganchado en inglés. Y enganchado significa, no poder parar de leerlo, pensar en él, reírte, recrearlo y saborearlo, palabra a palabra, en definitiva... para mi ha sido, grande, absorbente y vivo, como decía Mr Hornby.

Además, llegado un punto... bueno, dejémoslo, son de esas cosas que ni siquiera hay que mencionar...

No lo he terminado. Lo voy a hacer ahora mismo. 22 páginas quedan. Me voy a preparar un Earl Grey y cuando lo cierre me pienso fumar un cigarro, con esa nostalgia inmediata que te abruma cuando acabas algo que te ha estado estrangulando los sentidos. Algo que te ha hecho vibrar

Jonathan Coe (del que no tengo ni puta idea quién es) dice algo en la contraportada con lo que estoy absolutamente de acuerdo: "Realmente terminarás el libro con la alucinación de que conoces y se ha convertido-los personajes- en tus más íntimos amigos"

Ellos son Dex y Em, Em y Dex y les voy a echar de menos.

lunes, 3 de enero de 2011

Cuando uno va a su tierra.

El estar uno en su tierra provoca muchas cosas. Es esta de las entradas que pega poner antes, pero uno llega, tiene que hacer una colada, trabajar, encima para colmo resulta que es fin de año y hay que celebrarlo (por cierto, que las uvas es la única, única tradición ininterrumpida desde que tengo memoria hasta ahora) y bueno, que la cosa se va demorando en el tiempo.

Así que nada, ahí va la entrada:

Cuando uno va a su tierra tiene una abuela esperándole.



y paellas en el fogón.



resulta que hay tres hermanas que hacen galletas finlandesas



y la carne sabe de otra manera.



Cuando uno va a su tierra echa de menos sus azoteas.



echa de menos sitios donde siempre es cojonudo perderse



y ese tipo de tiendas que sólo son de allí.



Uno en su tierra bebe



y bebe más barato (Alcalá 3,5 Euros - London 6 libras la mitad que eso)



y si uno bebe fuma


y si bebe y fuma no se calla



al final todo acaba dando vueltas



y tienes que agudizar la vista



si no te quieres perder como los amigos se reencuentran.



Uno cuando vuelve a su tierra resulta que ve curas



amigos que prosperan



pistas de hielo



y tiene conversaciones trasatlánticas via Skipe



Uno en su tierra se rodea de chicas guapas





e iluminados



Cuando uno vuelve a su tierra está en familia.



y cuando uno cierra los ojos



se da cuenta que lo que más echa de menos son a ellos, a los amigos y al...



SOL.