miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Por qué las cabinas en Londres son rojas?



Esa pregunta me ha estado rondando durante cuatro años y tras arduas y duras investigaciones he logrado averiguar la respuesta, y no es sino mi intención compartir la misma con ustedes.

Las cabinas rojas son uno más de los iconos de la capital británica. Si sigues el manual del "perfecto turista" tienes la obligación de echarte una foto en una de ellas, flanqueándola, haciendo el ganso, abriendo la puerta y para los muy valientes adentrándose en su interior, donde además de anuncios de pornografía te darás cita con un nauseabundo hedor, ya que las cabinas en el Reino Unido son multiusos y no sólo te suministran el servicio telefónico si no que también se prestan ocasionalmente como urinarios públicos y muy a menudo de eventual hospedaje para los que no tiene otra forma para combatir el frío.

Luego si te quieres licenciar con honores como "perfecto turista" has de adquirir en una de las millones de tiendas de souvenirs una pequeña cabina a modo de hucha, caja de tes o pisapapeles y regalársela a la cuñada, el primo o el vecino, a quién te caiga peor. Y ya si quieres ser el número uno de la promoción "turistones en Londres", el más guay del paraguay, no te queda otra que seguir leyendo.

Resulta que las cabinas se llaman "k" y que la más prolífica y famosa, llegándose a emplazar 73.000 ejemplares a lo largo y ancho del reino, fue la "K6". Por cierto la elección de K no es azarosa, obedeciendo al típico pragmatismo british, "k" es sólo la abreviatura de la palabra "kiosk", término proveniente del persa "kusk" que significa palacio. Así que los ingleses nombraron palacios a sus cabinas y nosotros a los sitios donde comprar el periódico y las golosinas. Curioso

La cuestión es que el primer diseño, el K1 no gustó mucho a los londinenses, así que el correos de aquí (Post Office) que por entonces tenía las competencias telefónicas organizó un concurso para ver quién se llevaba el gato al agua. Sin no poca controversia, al final un tal Giles Gilbert Scott fue quién se hizo con tal honor. Este tipo también diseñaría años mas tarde la central termoeléctirca de Battersea, un icono menos famoso de Londres pero uno de mis favoritos, que aparecía en la portada del disco "animals" de Pink Floyd con un cerdo volador entre sus titánicas chimeneas blancas y que aun a pesar de permanecer años en desuso todavía no saben que hacer con ella, si un museo, un hotel, un centro comercial y ahí está languideciendo como postal de despedida cuando en el Gatwick Express te diriges al aeropuerto a tomar un vuelo que te devuelva al sol ibérico.

Y ya que el amigo Gilberto la inventó podríais suponer que fue él quién decidió el color de las cabinas. Pues resulta que no, que en el diseño original éste las había ideado plateadas con un azul verduzco en su interior y fueron varios los motivos aducidos para no seguir al pie de la letra sus designios. Y, ya roja, para aquellos que quieran presumir de ser el número uno de la promoción "turistones en Londres", no tiene más que inmortalizarse en el prototipo original de madera que Gilbert creó, situado en el arco de entrada del ala izquierda de la Royal Academy. Ya me contáis si dais con ella.

El principal motivos esgrimido contra la voluntad del autor fue que el color plata no era muy vistoso, así que los de correos dijeron que había que encontrar uno que se viera mejor, más llamativo, mas fácil de localizar en unas latitudes donde las nubes y la lluvia impiden la correcta identificación visual de las cabinas, y esa fue la razón por el cual, a oleadas, todo el Reino Unido se fue colmando de las famosas cabinas de color rojo.

Así que contestando a la pregunta de ¿por qué las cabinas de Londres son rojas? uno podría pensar que habríamos alcanzado ya una respuesta satisfactoria. Pero si lo piensas bien, con detalle, el verdadero y último motivo es mucho más sencillo.

Y son de ese color porque alguien, en este caso un currela, las pinta de rojo.



lunes, 22 de octubre de 2012

La ruta del chupete



Uno alcanza a tener una edad donde los amigos y allegados no les da por otra cosa que por traer niños al mundo.

Los bebes, cuando pasas de los treinta, son una plaga, a todo el mundo les da por tenerlos. Y en esas que tienes que planificar las vacaciones teniendo en cuenta también a esos que están empezando a poblar este mundo.

Así que me tomé un par de semanas libres y dejé la intermitente nublada Londres presto a iniciar la ruta del chupete... 


Mi primer articulito en Guadaíra Información, como dirían en esa película antigua con un ruido de motor de avión de fondo... esto es "el comienzo de una gran amistad". Para leerlo completo, pincha aquí.

domingo, 21 de octubre de 2012

Cafe en la cripta.




Antes de que se me adelante el amigo de Guirilandia que últimamente no para de hablar de mercados, cafeterías y bocatas, me gustaría deciros desde dónde estoy escribiendo este post: en una cripta.

Además de escribirlo me estoy tomando ese café que podéis ver en la foto.

Y es que debajo de la St Martin-in-the-Fields, una de las iglesias más conocidas de Londres, justo en Trafalgar Square, hay una cafetería.

Y es la reostia.

Los lunes, martes y miércoles sobre las una, encima acompañan tu almuerzo con un poco de música. En el café de la cripta puedes disfrutar de ambiente relajado, donde el sonido queda amortiguado por los abovedados arcos de la catacumbas, en el que te puedes pasar dos horas escribiendo en el ordenador, leyendo un periódico o simplemente observando a la gente deambular. Como esta pareja de, presumo, escoceses que se acaban de sentar a mi vera. Ella tiene el pelo teñido de rubio y lleva una de esas bufandas de colores acrílicos con agujeritos que más que evitar el frío decoran, se está peleando con el mobil en lo que deduzco intenta conectarse a la red wifi gratuita; mientras su esposo, boina a cuadrados verdes y marrones y pelo blanco se quita las gafas y se masajea la nariz justo allí donde estás soportaban el peso de las mismas. Ambos traen consigo una docena de folletos y desde aquí puedo averiguar que han estado en la National Gallery. Se dirigen pocas palabras, se les ve cansados y creo que ambos están esperando a que el otro se ofrezca a ir a por los cafés.

En todas las mesas hay un panfleto que reza

"THANKS! All the profits from the Café, shop and concerts fund the work of St Martin-in-the-Fields. Thank you for your support and we look forward to welcoming you back soon"

Osea, que los beneficios que sacan de bocadillo de pollo o del doble expreso o del ticket para ver los miércoles a las ocho jazz en vivo, lo destinan a sus mejunjes solidarios y a mantener la Iglesia.

Yo no sé como está el rollo aquí sobre la financiación pública de la iglesia anglicana, quizás hagan el idiota como en España y la financien en gran parte con los impuestos, siguiendo esa manía tan nuestra de pagar con el dinero de todos lo que no dejan de ser asuntos privados. Pero lo hagan o no, al menos aquí muchas iglesias se financian o se sacan un dinerito extra promoviendo conciertos, abriendo cafeterías, tiendas con souvenirs y muy a gusto que se toma uno un café aquí encantado de ayudar a que afinen el órgano, a que paguen a la que limpia el púlpito o a que dediquen una partida a favorecer la educación de algunos oprimidos, sea yo anglicano o no, cristiano, musulmán, agnóstico, budista o ateo.

En definitiva, si tenéis que matar un par de horas, o estáis hartos de patear por el centro, o simplemente queréis conocer un sitio con duende, buscad la iglesia, descended a las profundidades y tomarse algo, que a lo mejor va a ser verdad que hay un tipo ahí arriba vigilando y de vez en cuando hay que congraciarse con él, por si las moscas.

Por cierto, el tipo de la boina es el que trajo los cafés y creo que su señora esposa todavía está indagando a ver como conectase a internet.





jueves, 18 de octubre de 2012

Impostores por Sonicando.



Desde que empecé a escribir mi novela de ciencia ficción, novela que cada día es más ficticia al paso que voy, agrupé en mi google reader una serie de blogs de temática científica. Uno de ellos fue "sonicando" donde de vez en cuando me he colado y en una de las últimas veces descubrí que su autor además de un tipo que fabrica vacunas es también escritor.

Y el chico se ha autoeditado.

Se ve que no es uno de esos que va a esperar sentado hasta que un agente o un editor le llame por teléfono y le diga que va a sacar una tirada de un millón de ejemplares de su novela.

Ha tirado de recursos, de amigos, de influencias y a pertrechado un proyecto que hace muy poquito vio la luz.

La pinta es cojonuda.

Ha montado la wed de Impostores desde la cual puedes adquirir tu ejemplar.

Y el sistema es ingenioso. Se ha dado cuarenta y cinco días antes de la impresión para dar pábulo a los posibles lectores a que compren su obra. Pasados estos el libro se editará y te lo envían a casita (incluso antes, si alcanza la cifra de 5000 euros con los que financiar los costes de producción). Y más aún, con cada ejemplar viene adjunto una copia ebook, para que si las ansias lectoras te carcomen puedas disfrutar de "Impostores" desde el minuto cero en tu libro electrónico y esperar a la romántica copia en papel sentado en el sofá.

Pero es que aún hay más. En la misma web tienes la posibilidad de leer la novela íntegramente por internet, si eres uno de aquellos que no puede pagar los diez euros (o tres si sólo quieres la copia electrónica) que vale el ejemplar porque literalmente no te llega a final de mes.

Y bueno, tiene otros sistemas de venta que eso ya os lo dejo a ustedes para que lo investiguéis.

No puedo recomendarla personalmente porque aún no la he leído; aunque puedo contaros que leí online dos capítulos y no dudé en querer seguir leyendo, eso por eso que "Impostores" espera en mi Kindle a que le meta mano.

Y bueno, tampoco está de más apoyar este tipo de iniciativas, al final el precio es el mismo que del  libro que puedes comprarte en cualquier librería convencional y estos proyectos paralelos son una sana alternativa a una industria que todavía no se ha enterado de que va el tema.

En definitiva y abreviando.

"Impostores" promete.

martes, 2 de octubre de 2012

Periplo


Resulta que Mariano me dijo hace no mucho, "¡quillo, hay una revista taco guapa ahí en internet y buscan colaboradores, anímate cojones!"

Dicho y hecho.

El equipo editorial de Periplo ha aceptado mi relato "Piel de resina" en el número XVII de la revista titulada "Bestiario"

Además Mariano también participa, con algo mucho más de su estilo: "Cuando se deja de creer en los monstruos: de Heródoto al Pseudo-Calistenes" un ensayo que promete;  y es precisamente por ahí por donde pienso empezar, por la página 133.

Y antes de someterme a la placentera lectura de la revista de cabo a rabo he de agradecer a Catalina Mazzitelli por haber conjurado a las musas con su fabulosa ilustración.

Así que nada, ahí os la dejo. Animarse!!!