lunes, 25 de noviembre de 2013

Centros de nacimiento (el artículo que Guirilandia nunca se atrevió a publicar)





Ahí os dejo el artículo íntegro que fue pensado y parido, nunca mejor dicho, para que se cobijase en Guirilandia y cuyo autor nunca se atrevió a publicar. 

         "Los países se diferencian en muchas cosas: idiomas, idiosincracias, gastronomía, sentido del humor o ausencia del mismo, presencia u omisión del bidé en el cuarto de baño y sobretodo en cómo se vive el deporte nacional. Pero hay una diferencia aún más primigenia si cabe, anterior a todas ellas: el modo en el que nacemos.

Aún sin poseer un conocimiento exhaustivo de lo que suele acontecer en la piel de toro y en su puñado de autonomías me da a mi que todo más o menos funciona de forma parecida; una se pone de parto, se la lleva a “monitores”, osea al hospital y allí se mete una un chute de epidural y empujar se ha dicho.

Algunas locas, sobretodo hippies comehierbas izquierdistas con pelos en los sobacos y seguramente lesbianas, con voz firme y aunando todo el valor que puedan porque saben que serán consideradas automáticamente enajenadas optan por un parto natural, sin drogas vaya, arriesgándose al estigma social cuando se aventuran por el culmen de la herejía con un parto en casa. Esto ya es el no va más, no sólo es que eligen voluntariamente sentir el dolor en su totalidad, sino que se arriesgan a manchar irremediablemente la cama o el sofá y a salpicar las cortinas

Pues esto en Uk es como de andar por casa. Especialmente en Londres.

Y por eso, como setas silvestres crecen en el mapa los llamados Birth Centers o centros de nacimiento. Alli la parturienta va, digámoslo finamente, con los cojones bien puestos. Prefiere los mimos de las matronas que los fugaces exámenes de los médicos, ha optado para que la maquinita y sus bips no la atosiguen ni alarmen con sus altos y sus bajos, acomodándose en un entorno más cálido y hogareño que el de las frías paredes de un hospital y va allí con la firme convicción de que el dolor es parte del proceso y que como tal no quiere perdérselo. Es por eso que en el Birth Center ni hay médicos, ni monitores, ni epidural. Todo es más natural, más bravo, y por qué no decirlo más sano.

Cuestión de estilo, supongo. Yo como perteneciente al género que no da a luz ya el mero hecho de llevar un intruso creciendo durante nueve meses y conseguir que salga por el agujerito me parece un milagro de por sí, una proeza inconcebible. Seguramente yo me pondría de epidural y lo que hiciera falta hasta las cejas. Pero que tanto el sistema sanitario como la sociedad no sólo respeten, sino que apoyen, faciliten y alienten el parto natural, ya sea en los centros de nacimiento o en el propio hogar, con todos los beneficios que ello acarrea para la madre y el infante, me parece una de las más hermosas costumbres con las que me he topado en esta nueva tierra que me acoge."


1 comentario:

Sindelar dijo...

Jojojo, brillante! El cuarto párrafo condensa lo mejor de ese estilo tuyo que definiría como Alvarianismo No Ilustrado. Una lástima que el Señor Guirilandia se la agarre con papel de fumar :)