viernes, 16 de diciembre de 2011

150 interconectados.



Estoy leyendo en el libro "The Tipping Point" que en lo concerniente a las relaciones humanas el 150 es un número sumamente importante.

Resulta que si un grupo supera esa cantidad, las relaciones entre sus distintos miembros se deterioran, vuelven frías, la gente empieza a no conocerse, se generan subgrupos, las enemistades, problemas y malentendidos son mucho más arduos de gestionar y bueno todo lo que ello conlleva y que podéis imaginar.

Londres es una ciudad de unos nueve millones de habitantes, millón arriba o abajo.

Las deducciones os las dejo a ustedes mismos.

A uno esta ciudad le puede parecer fría, vertiginosa, inhumana. Y es completamente cierto. Ayer en el metro por ejemplo una abuelita se subió al vagón y preguntaba si aquella línea la llevaba hacia no sé donde. Por unos diez segundos nadie la contestó, delegábamos en el de al lado el coñazo de tener que repetir a la abuelita tres o cuatro veces que sí o que no, demorando el esfuerzo de tener que averiguar si la estación a la que la señora se refería estaba en el display justo arriba de nuestras cabezas. Finalmente la de al lado empezó a proferir sonidos, el de enfrente acertó a decir que sí, pero la de mi izquierda dijo que no, la abuelita estaba hecha un lío, un joven se levantó y señaló en el display que efectivamente la estación estaba allí y que la abuelita estaba en el tren correcto, otro se levantó y la ayudó a sentarse y no sé muy bien cómo todos rompimos a reír por el desorden que la ochentona había introducido en nuestro vagón.

Por lo tanto, Londres como megalópolis es fría, vertiginosa y inhumana.... los primeros diez segundos. Los diez segundos de confusión de que un completo desconocido de distinta raza, credo, edad y condición te pregunte por una dirección, pida ayuda, o cualquiera de los motivos por lo que un extraño se podría dirigir a ti.

Y por es tan importante ese artilugio de no más diez centímetros que religiosamente todos atesoramos en nuestro bolsillo. Es por eso que en esta ciudad a cada poco ves a siete personas utilizándolo al mismo tiempo, mientras esperan, en le bus, en la cola del club, en el restaurante. El móvil subraya a los 150 de nuestro grupo allá donde estén, puede que alguno justo enfrente compartiendo nuestros espaguetis, o leyendo tragedias griegas con un biberón, puede que otro ande por Sri Lanka de luna de miel, o en Brasil haciendo negocios, o en Helsinki preparando una exposición de fotos, algunos pueden estar en Polonia peleando como jabatos, o en México apretándose los michelines para caber dentro de un traje, o por qué no en Lanzarote alimentando a unos perros ajenos o en Valencia esperando que lo manden para Madrid o en Madrid sujetando un micrófono, incluso es posible que haya alguno devanándose los sesos en Sevilla para que los muebles columna de su cocina sean menos profundos y así poder encajar el horno que utilizará una vez cada siete meses para hacer un plato incomestible. Y en mi caso, la mayoría todavía andan por Alcalá de los Panaderos, esperando hijos, estudiando opos, sacando a pasear a un perro pequeño al callejón del huerto, trabajando para Vodafone, superando trances como valientes, o sea más o menos haciendo sus vidas.

Facebook, twiter, whatsApp, Googletalk, messenger, skipe... son el adhesivo que mantienen pegados a nuestros 150, allá donde estén.

Y el móvil, hoy en día, es es el item que lo permite de una forma fácil, sencilla y deslocalizada. Así que con dos cojones, VIVA EL MOVIL Y LA MADRE QUE LO PARIÓ!!!



Nokia lanzó su nuevo periférico con un espectáculo 4D al que tuve la malafortuna de asistir, porque casi una hora de pie muerto de frío para ver ese minutito que tenéis ahí enfrente. Pero bueno, que sirva como homenaje.

Y gracias a uno de los 150, uno que ha ido a repoblar Zaragoza, ya que esta entrada la he escrito escuchando a Catpeople, su recomendación.

You know, when I was a teenager I hated mobiles... I guess for a guy who thought he was a grunge it wasn´t cool to want a mobile. Obviously he got it at the end. And since then he has always carried one. Now a days he doesn´t love it but he really thinks that it is the easiest way to keep in touch with the people he cares, in any time in any moment. So he has to surrender to reality and start thinking that becoming a mobile´s addicted is not so bad.

2 comentarios:

Jorge dijo...

Esos 10 segundos de retardo social son debidos a lo que yo llamo "Autismo del Transporte" o A.T.
Es un fenómeno que se produce entre los commuters londinenses por el cual se aislan en su libro-periódico-kindle-móvil-mp3 durante todo el trayecto de su viaje. Cuando el sujeto se encuentra en ese "trance" no quiere ser molestado y no se relaciona con ningún otro ser humano (a excepción de los consabidos sorrys en caso de colisión, pisotón o cualquier otro suceso de aproximáción física interpersonal).
Por lo tanto cuando una persona, en este caso octogenaria y desconocedora del síndorme A.T., rompe la armonía autística y demanda interacción por parte de los sujetos en "trance", éstos permanecen en shock durante unos segundos hasta ser capaces de salir de su estado abstraído (pausando el mp3 o finalizando el párrafo en sus libros, periódicos, kindles) y recuperar sus habilidades sociales.

Espero que haya quedado claro con esta sencilla explicación.

Calvanki dijo...

jejejeje, si que sí!!!! El sindrome AT jajajjajaja