viernes, 11 de enero de 2013

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.


Abro la puerta del edificio donde vivo, mi apartamento está justo al final de corredor de entrada. El suelo es un ajedrez de rombos pardos y beiges, los muros azules y celestes. Una gran lámpara de cuentas de cristal cuelga en el techo. Andando unos pasos a la izquierda un ascensor y a la derecha las escaleras para aquellos a los que les de miedo el ascensor o para los que quieran hacer algo de ejercicio gratuito. A un par de metros más allá mi puerta. Me cruzo con una mujer, mediana edad, asiática, yo giro la llave en la cerradura ella sigue camino hacia afuera. No tengo ni idea de quién es, y apuesta a que ella tampoco sabe nada de mí. Somos completos desconocidos. No nos decimos ni una palabra...

Un propósito de año nuevo para que no se pierdan maneras que nunca han de perderse, otro artículo más en Guadaíra Información que si quieres leer pincha aquí.

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